Una mujer orgullosa de su raza negra

"Detesto el racismo, porque lo veo como algo barbárico, venga de un hombre negro o un hombre blanco". Nelson Mandela.Año 1598: Llega el primer cargamento de esclavos africanos a América y el Caribe.Año 1863: El presidente de EE.UU., Abraham Lincoln, abole la esclavitud.Año 1873: Se prohíbe la esclavitud por ley en Puerto Rico.Año 2019: Han pasado 421 años de ese primer grupo de seres humanos negros, con cadenas, que arribó a América y aún se oye: "Es de pelo malo". "Es de color". "Está al nivel el betún". "La oveja negra de la familia". "Un odio africano". "Se casó con un blanco para mejorar la raza".La historia es clara. Perpetuar el racismo, triste. Ignorarlo, cobarde. Combatirlo, esperanzador."No soy negro, soy hombre", Martin Luther King.Cada día, Gloriann Sacha Antonetty Lebrón se levanta con el mismo brío para luchar contra el racismo. Lo hace, porque sabe cómo duele. Lo hace, porque carga tatuadas en su alma cicatrices de los estigmas, igual que las que dejaba el carimbo hirviendo como marcas en la piel de los esclavos. Lo hace, porque quiere un mejor mundo para sus hijos, Khalil y Amara, de 3 años y 10 meses."Estoy muy orgullosa de ser una mujer negra", dijo con la fuerza de sus convicciones esta activista y escritora de 38 años, que logró su sueño de lanzar la revista Étnica, para resaltar la aportación de la comunidad negra en la isla.¿Qué es lo peor de la lucha?—Tener estas conversaciones, porque la gente no lo quiere hablar. El mestizaje nubla y para quienes tenemos la piel más oscura, cada tono agrava el problema, hay menos oportunidades.¿Somos una sociedad racista?—Sí y lo peor es la negación.¿Porqué se ha perpetuado?—Viene de los negros que llegaron a las Américas esclavizados... Lo vemos ahora con Donald Trump. Aquí se da, pero no es tan evidente. Es solapado."Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena", Mahatma Gandhi.Antonetty nació en Santurce y se crió allí, entre las casas de sus abuelas Ana y Gloria, a las que define como "mis ancestras". Vivió en Carolina, con una madre y un padre que reforzaron el orgullo de su identidad negra. Pero ni eso la salvó de sufrir, desde pequeña, la indignidad del discrimen."Tuve desde pequeña situaciones de acoso racial", dijo.¿Cuál fue la primera?—Hay un recuerdo bien vivo. En tercer grado, una compañera de la escuela me dijo: "Tú serías bonita si no fueras negrita". Era una niña blanca, también de Carolina.¿Qué impacto tuvo?—Fue bien impactante y...

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