Mundo raro

Angélica Plá

Una vez asistí a una iglesia que era tan fundamentalista que no se podía utilizar la palabra "encanto" en ninguna de sus vertientes ("encantado de conocerla"; "ese vestido me encanta"), pues toda magia está prohibida en el magno libro. O se cree en la magia con toda su fuerza (y en el mago), o se acepta que ésta es sólo una manera de afrontar las cosas y si se cree en ella, es porque, si no, lo que deja al descubierto es la avalancha que viene pa'encima.

Por eso, decir que se está desencantado revierte la responsabilidad a uno mismo. Si se deja embrujar por las palabras y los bonitos ojos, no venga con el cuento de lo desilusionado que está, pues, la ilusión es sólo ilusión ("a rose is a rose"). El encantador, cuando le falla el acto de aparición o desaparición, siempre puede entonar "les diré que llegué de un mundo raro, que triunfé en el amor".

Casi como decir que se ha vivido en un país diferente, sin tener la cabeza para pensar claramente, y por ende, la pequeñez de mente y corazón...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR