Nace o se hace

Por Tatiana Pérez Rivera.tperez@elnuevodia.com

diseño Ibsen Peralta

"Es un debate muy antiguo y nadie te podrá dar una respuesta definitiva", menciona el escritor Luis López Nieves. "La experiencia me dice que es una combinación de ambas".

"Se aprende como se aprende a bailar ballet o a jugar pelota", propone por su parte la autora Mayra Santos Febres. "Si tienes una predisposición te va a ayudar, pero si no haces nada con ella, ahí se queda".

Talento, disciplina, aptitud, empeño; todas se enfrentan a la hora de cimentar un escritor. Añada el factor suerte.

En la escritura, talento significa, según López Nieves, creador del Programa de Maestría de Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón, poseer "cierta capacidad de observación, dominar consciente e inconscientemente ciertas destrezas como tener noción del cliché o de una situación nada original y tener la capacidad de contar una historia".

Para ello se acude a la fuente, al escritor, al profesor de literatura.

"Un autor se forma, es como una disciplina", sostiene el escritor y editor Elidio Latorre Lagares. "Es una capacidad que tiene el individuo que debe ser canalizada, disciplinada en el buen sentido de la palabra, que necesita ser convocada a unas reglas incluyendo las que tiene el lenguaje".

Este va más lejos al adjudicar que "nadie nace escritor porque nadie nace hablando".

"Cuando hay mediación del lenguaje, que es adquirido, será necesario un proceso de formación", concede el profesor de la Facultad de Humanidades en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

La autora Yolanda Arroyo Pizarro considera que se debe nacer "con una necesaria dosis de talento para decir algo". "Sin embargo, hay que aprender a decirlo", apunta Arroyo.

"Esto se entiende mejor con la analogía del piano", agrega la poeta Mayrim Cruz Bernal.

Cuenta que alguien puede aprender a leer la partitura y a interpretar las notas, pero llega, de pronto, otro ejecutante que "lo lleva en la sangre". "Y toca el piano de otra manera", dice Cruz Bernal, presidenta del capítulo local del PEN Club.

Respalda rotundamente la celebración de este ejercicio de instrucción sobre el manejo de la palabra. "Ahí se discute, se dialoga, se cometen errores y se vuelven a cometer. Es bueno equivocarnos, porque así es que se aprende a perfeccionar la artesanía de la palabra", insiste.

Y porque brinda la oportunidad de toparse, súbitamente, con alguien que "sepa que dos palabras iguales no deben ir en la...

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