Narrador de mundos

Por Carmen Graciela Díaz

Especial El Nuevo Día

Así es don Ismael Rodríguez Báez, el artista que muchos consideran uno de los precursores del cómic en Puerto Rico. Cuando conversa, lo hace como quien recita un libro, tal vez, por tanta burbuja de texto y tantos recuadros de imágenes y personajes que ha creado a través de los años.

Recién cumplidos los 80 años, nos recibió en su casa llenita de pinturas suyas, litografías enmarcadas y otras tantas sin montar. En la mesa, esperaban diversos paquines, 'comic books' como se refiere a ellos.

Los libritos tan curiosos que hoy son huellas del trabajo que desarrolló del 60 al 80, cuando construía los textos y las imágenes de paquines educativos que le solicitaban entidades públicas y privadas de Puerto Rico y ciudades como Nueva York y Santo Domingo.

"Mis trabajos han sido una satisfacción bien grande. Me siento bien orgulloso de lo que hice", expresa al pasar las páginas de sus obras coloridas de líneas tan precisas.

El amor por los cómics y la pintura se le presentó temprano en su niñez cuando dibujaba sin cesar en el comedor de su casa, donde su padre a veces le pedía que parara un momentito para descansar, con una intensidad que no ha conseguido salir de su alma.

Al ver a este caballero dibujar con la soltura, la devoción y el ímpetu con que lo hace, así como al escucharlo hablar de su arte, nadie podría dudar lo que ha logrado.

"A los 17 años trabajaba en el periódico 'El Imparcial' haciendo dibujos para acompañar la noticia", indica el autodidacta que ingresó al Ejército de los Estados Unidos en los 50 y que en esa etapa produjo caricaturas para el periódico "Sporting News". Finalizado ese capítulo, el retorno a la Isla le sirvió para dar rienda suelta a sus viñetas.

Las inquietudes creativas de don Ismael desembocaron en que, ya establecido en su terruño, creara en los 60 su propia agencia de publicidad, Advertising Devices (conocida por algunos en su forma abreviada, Ad-Devices).

"Cuando comencé con los 'comic books' tenía una muestra de dibujos de acción, pero lo que me llamó la atención fue hacerlos educativos", explica quien muestra con ternura el altar que le hizo a su esposa, Ana Elisa Izquierdo, quien murió hace año y medio y extraña a rabiar.

Según explica, en ese tiempo conoció al matrimonio compuesto por la alemana Lee Volker y el judío B.G. Stern, que trabajaban libros educativos en los Estados Unidos.

La misión educativa entre todos era el denominador común que impulsaría una...

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