La narrativa de la mirada

Por Carmen Graciela Díaz . Especial El Nuevo Día

Fotos por Teresa Canino

Se narra con la voz, con el cuerpo, con la libreta de apuntes, con el lente, con una mirada. Ella cuenta cuentos con sus ojos porque observa y decide qué es lo que el lector consumirá para formar una opinión y acompañar las historias en ese campo arriesgado, pero intrigante a rabiar.

La narración en una imagen es el centro de su vida como directora de fotografía de una revista icónica, la que con ese gentilicio engloba al mundo, The New Yorker.

Con su mirada contemplativa adornada por sus generosas pestañas, Whitney Johnson tiene entre manos la encomienda de supervisar la visión y retórica fotográfica de la revista en papel y sus ediciones digitales.

No puede negar lo que le divierte su trabajo, pero las responsabilidades son puntillosas. Consciente que mientras los fotógrafos están en la calle documentado e intentando la objetividad, reconoce que inevitablemente traerán su perspectiva con tan solo apuntar la cámara.

"Cuando contrato a alguien para que trabaje con nosotros no solo los contrato para tomar una foto, sino para representar a la revista", explica sobre el balance entre talento y entendimiento que busca en los fotógrafos.

Ha estado en Puerto Rico tres veces este año (por asuntos no tan relativos a trabajo pero jamás innecesarios; su prometido nació aquí, cuenta con pizcas de sonrojo). Pero la última vez vino a finales de agosto al Pabellón de FotoVisura en San Juan como curadora invitada de la exhibición fotográfica "Beyond War".

La mirada de Johnson registra casi como una cámara las imágenes que examinan el impacto de la violencia relacionada al tráfico de drogas en México, según el lente y las perspectivas de los fotógrafos Eunice Adorno, Dominic Bracco II, Alejandro Cartagena y Katie Orlinsky.

Son trabajos seductores, pero esa seducción de las imágenes puede ser peligrosa, alude la espigada mujer.

"Eso es una lucha para los fotógrafos. Debes hacer una imagen diferente, absorbente, que alguien quiera mirar. Pero al mismo tiempo, no queremos hacer a la guerra hermosa", desglosa con el carácter firme que le sale tan natural, sentada entre las obras que convivieron en la Casa Aboy.

Antes de ocupar el título de directora de fotografía, Johnson fue editora de fotografía durante tres años y medio en The New Yorker. Y entre ambas facetas hay algo que no se va de ella: esa ciencia y arte de saber escoger.

No solo tiene que elegir al fotoperiodista que entiende que...

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