'La natación me definió como persona'
Por Patricia Vargas CASIANO
pvargas@elnuevodia.com
La gran pasión que siente por lo que hace, su disciplina y deseo de siempre ser la primera, la llevó de niña a convertirse en campeona de natación del equipo olímpico de Puerto Rico, para el que obtuvo tres medallas -de oro, plata y bronce- en los Juegos Centroamericanos de Cuba en 1971. Más tarde le ganó el mote de "María, The Meteor" por su rapidez en los 50 metros, en competencias en Estados Unidos.
Pero, sobre todo, esa formación y entereza le dio a la presentadora la determinación para levantarse victoriosa de cada una de las pruebas que le ha puesto la vida.
"La natación marcó mi vida competitivamente y me definió como persona. Me enseñó a siempre apostar por la excelencia, a ganar, y desde que trabajaba en el canal 24 (desaparecido canal de noticias) me levanto todos los días como si fuera el primer día de mi carrera. Tengo tanta pasión por lo que hago que lo haría hasta de gratis", confesó la presentadora y jefa editorial del programa "Al rojo vivo", de Telemundo.
Debido a una mononucleosis no llegaste a competir en las Olimpiadas de Montreal en 1976. ¿Entendiste entonces que no siempre se gana?
Vi los juegos Olímpicos en mi casa con el uniforme colgando de la percha. No me sentía que había perdido, sino que en la vida siempre hay factores fuera de tu control que te pueden desviar de tus propósitos. La clave está en buscarle el lado positivo.
¿Cómo se hace a una campeona?
Tenía un talento innato para la natación de chiquita, pero era vaga. Mi papá (José Enrique Arrarás), que era presidente del Comité Olímpico de Puerto Rico iba conmigo a todas las prácticas con el cronómetro en la mano, era el papá más estricto de grupo; de lunes a viernes practicaba con los demás niños y el sábado me llevaba a la piscina a darme otra práctica él. Me ponía películas de nadadoras para que viera sus técnicas y me grababa para que corrigiera mis errores. No tenía descanso.
¿No compartías con otros niños?
Sí, hacía otras cosas con niños, pero la natación es un deporte muy solitario. Nadar cinco horas al día y sólo mirar una raya negra en el fondo de la piscina que parece interminable es muy fuerte. Lo que hacía era cantar en la mente, pensaba en lo que iba a hacer, hablaba muy poco. Es un ejercicio mental que te ayuda a superar el aburrimiento, el cansancio, el dolor en los músculos, y te das cuenta que tu mente lo puede todo.
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