Naturaleza, historia... y fútbol

Eurocopa 2012

por Nacho Temido

Sin duda Polonia es un país que no deja indiferente, y siempre asombra al visitante con una naturaleza poco frecuente en la moderna Europa, un folclore desconocido en los países del sur, una intensa vida cultural y una población que sabe hacer agradable la estancia del turista.

El torneo arrancó ya el viernes en Varsovia, para muchos una ciudad fea y gris, marcada por una biografía dramática de sufrimiento y tragedia llevada al cine por películas como "El Pianista", de Roman Polanski.

Es cierto que la historia reciente de la capital polaca está protagonizada por la fatalidad, pero es precisamente ese destino siniestro el que crea una atmósfera única que jamás defrauda al visitante.

Varsovia fue aplastada por los nazis en su retirada, lo que obligó a las autoridades comunistas a reconstruir completamente la ciudad durante los años cincuenta y sesenta, lo que convierte a amplias zonas de la capital en un atractivo para los amantes de la arquitectura estalinista y del llamado realismo comunista.

Algunos de los edificios y palacios más emblemáticos, también destruidos durante la II Guerra Mundial, fueron meticulosamente reconstruidos, fundamentalmente en el centro histórico, hoy un elegante conjunto de callejuelas en el que merece la pena pasear y detenerse a almorzar en sus elegantes restaurantes, sobre todo en la plaza Mayor (Rynek), junto al monumento a la Sirenita de Varsovia.

Otra cita obligada en la capital es el parque Lazienki, la escena en el verano de conciertos al aire libre con la música de Federico Chopin, nacido precisamente en esta ciudad, como protagonista. El parque es simplemente hermoso, un auténtico monumento a la naturaleza urbana en el que olvidar la tensión del fútbol y zambullirse en un espacio delicioso de flores y grandes árboles.

Breslavia, Wroclaw en polaco, es otra de las sedes y una ciudad sorprendente que los locales conocen como la Venecia polaca, ya que está formada por varias islas rodeadas de canales y atravesada por el río Odra.

El viajero debe saber que Wroclaw fue parte de Alemania hasta el final de la II Guerra Mundial, por lo que sus edificios históricos son buenos ejemplos de la arquitectura germana, empezando por la preciosa plaza mayor (Rynek), donde el turista con un poco de imaginación puede trasladarse a un cuento de los hermanos Grimm.

La mezcla de estilos, desde el teutónico, pasando por el renacentista alemán, el periodo Habsburgo o el de entreguerras configuran una...

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