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NC***Nicole Chacón y su perrita Lila: un amor instantáneo

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Vincent

NC***Nicole Chacón y su perrita Lila: un amor instantáneo

ATENCIÓN: Hay fotos en Central. La historia tiene un subtítulo.

Cristina del Mar Quiles

cristina.quiles@gfrmedia.com

Twitter: @cristinadelmarq

Una fotografía de una perrita sata llamada Lila le bastó a la presentadora de televisión Nicole Chacón para saber que esta sería su mascota, una compañera en sus quehaceres diarios, entre compromisos profesionales y salidas de ocio.

El animal había sido abandonado frente a la estructura donde ubica la fundación "Save a Sato”. Estaba flaca, llena de nudos y padecía de un tipo de sarna conocida como demódex. La relacionista profesional Sylvia Bedrosian, quien trabaja como voluntaria en la organización, la llevó a su casa y la cuidó por un tiempo hasta que hace poco más de un mes recibió la llamada de Nicole, su amiga, interesada en adoptar un perro.

"Yo la miré y me fascinó. La amé instantáneamente. La fui a ver ese mismo día y cuando ella me vio, fue una conexión inmediata”, describió hoy, sábado, la también empresaria durante una visita a "Save a Sato”, entidad a la que también apoya como figura pública.

Lila, saludable, ataviada con un collar rojo de brillantes, se paseaba contenta entre sus piernas, y para la presidenta de la fundación, Gloria Martí, era sorprendente el cambio en su aspecto y ánimo. Esta no es ya la perrita débil y tristona que le dejaron tirada.

Para Nicole, Lila se ha convertido en una aliada. Y es evidente que existe una relación de pertenencia entre ambas. La figura de "Wapa a las cuatro” la llama y ella responde, se recuesta tranquila a su lado y se deja mimar con frases como "mi amor”, "mi bebé” y "mamita” cada vez que su ama la carga y la acurruca contra sí.

"Es un descubrir para mí tener un animal que está en mi cuidado total”, contó quien se crió rodeada de gatos, perros, conejos, gallinas de palo y pájaros entre Guaynabo y Bayamón, animales que eran atendidos –principalmente- por sus padres y su hermano.

Ahora, como si se tratara de un hijo, busca los espacios en su complicada agenda para ir a ver a Lila al menos dos veces al día, alimentarla y sacarla a pasear, o llevársela consigo a los lugares donde puede cargar con ella.

"Si ella pudiera hablar, nos entenderíamos perfectamente. Y nos entendemos, cada cual en...

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