¿Por qué Nicolás Maduro se saca de la manga una nueva Constitución?

Tiene cuatro objetivos seguramente recomendados por los fogueados operadores políticos cubanos.

· Ganar tiempo.

· Terminar con las manifestaciones de rechazo en las calles de todo el país.

· Fragmentar a la oposición entre pactistas e insurgentes.

· Refundar el Estado para eliminar todos los vestigios de democracia liberal enquistados en la Constitución de 1999.

Maduro cree que necesita tiempo para mejorar su imagen. Sigue cayendo en todas las encuestas. La última, la de Hercon, apenas le confiere un 10.9% de respaldo popular. El dato es importante, pero no determina quién mandará. Cuando Lenin se hizo con el poder en Rusia, apenas contaba con 50,000 militantes duros para una población de más de cien millones. Los mencheviques cuadruplicaban ese número. Lenin los barrió. Maduro sueña, además, con que un golpe de suerte (una guerra contra Irán, por ejemplo) aumente los precios del barril de petróleo a más de 100 dólares.

Las protestas callejeras han durado demasiado y los jóvenes opositores se envalentonan en lugar de acobardarse. Llevan más de un mes en las calles. Las de la “primavera árabe” fueron más breves y triunfaron. Los venezolanos ya van por 38 muertos y los muchachos han aprendido a luchar contra los carros de combate. Entre los cócteles molotov y los botes de pintura para “cegar” los vidrios blindados de las tanquetas, ya saben cómo enfrentarse a esos mortíferos enemigos. Tal vez lo aprendieron, sin saberlo, de la antisoviética revuelta húngara de 1956.

Maduro (y los expertos cubanos) saben que para ellos es vital que la oposición no se una. La infiltran. Siembran calumnias. Dispersan rumores. Construyen falsos líderes. Las redes sociales, que sirven para congregar a los opositores, también son útiles para disgregarlos. La contrainteligencia posee agentes muy diestros en esas labores. Trabajan incansablemente. Cuentan con unidades especiales dedicadas a estos menesteres. Controlar a las sociedades es un arte nauseabundo que ellos conocen. No saben cómo producir bienes y servicios, y mucho menos administrar decentemente, pero conjugan como nadie los verbos “dominar” y “castigar”.

El Estado se funda o refunda con una Constitución. La ley de leyes puede ser la expresión de la soberanía popular o el instrumento del grupo dominante. La de 1999 incluía elementos contradictorios, como la separación de poderes o ese artículo 350 que admite la rebelión cuando el gobierno vulnera los...

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