No soy analista político

MARÍA LUISA RECURT

REUMATÓLOGA

Sin embargo, el resultado de estas elecciones da mucho que pensar. Primero, al margen de si el miércoles 7 de noviembre uno se levantó jubiloso y en éxtasis, o lloroso y decepcionado, lo cierto es que todos debemos sentirnos contentos. ¿Por qué? Porque participamos de la democracia viva. Porque vivimos en un país donde pudimos ejercer libremente nuestro derecho al voto, y se nos escucha. Muchos países (vecinos y no tan vecinos) no pueden decir lo mismo.

Ahora, mientras el gobierno entrante organiza su plan de trabajo, ante las realidades a las cuales se enfrentan, y lejos de las promesas desmedidas de campaña que todos hacen, hay que exhortarles a que rompan esquemas anteriores. Que si hay programas que el incumbente anterior comenzó y que valen la pena (que los debe haber), denle continuidad. Si hay iniciativas previas que no valen la pena (que también las debe haber), descártenlas, pero con razones válidas.

Tienen que recordar que el electorado ha cambiado. Es un electorado que analiza y pasa factura. Dejemos ya la práctica que han seguido todos los partidos y nos han llevado al estancamiento en que...

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