NO CABE DE LA EMOCIÓN

por rosalina marrero-rodríguez

rosalina.marrero@gfrmedia.com

"Monté un grupo con un amigo trigueñito que se llamaba Black y White, yo era Black, y hacíamos parodias, imitaciones, porque yo decía que algún día alguien me iba a ver haciendo eso y me iba a llevar a la televisión, que era mi sueño y así fue. Unos técnicos de Telemundo vinieron, lo comentaron y me llamaron a un casting de Telemundo para Musicomedia con Paquito Cordero, y ahí empezó todo", recuerda el comediante mientras camina la calle San Sebastián, sede esta semana de la cuadragésima cuarta edición de las tradicionales fiestas que en esta ocasión son dedicadas a él.

El reconocimiento que se le hace por su calidad humana y trayectoria artística lo emociona tanto que no puede evitar sonrojarse.

"Yo no lo puedo creer, porque es la fiesta más grande de Puerto Rico y una de las más grandes del mundo y que me la dediquen a mí, me da pachó", dice el presentador del programa Día a día, de Telemundo.

¿Cómo te enteras de la dedicatoria?

"Un día estaba de los más tranquilo haciendo Gozando en la mañana en Fidelity y llega Luisito Vigoreaux y dice: 'Mira, te van a dedicar las Fiestas de la Calle San Sebastián' y yo me quedé con la boca abierta y le dije que se dejara de vacilón. 'Mira canto de %^y*# te van a dedicar las fiestas', y yo 'pero Luis', no le creía. Y me quedé calladito hasta que me llega la carta oficial, entonces a mi esposa, que es fanática de las fiestas, le dije que le tenía que dar una noticia, pero se lo tenía que decir de frente. Arranco para casa y le digo: '¿Adivina qué? Me van a dedicar las fiestas de la calle San Sebastián' y fue como si me hubiera pegado en la loto, y empezó a llamar a todas las amigas para que separaran la fecha y se queden aquí".

Las memorias de Arrieta en torno a esta celebración cultural se acercan más a su etapa de adulto que a su temprana juventud. "Ya estaba en la universidad y un día digo: 'Me voy a tirar pa'llá, que allí tienen que estar todos mis amigos' y tuve que dejar el carro bien lejos, allá por el parque, y cuando llegué no encontré a ningún pana mío, y tuve que caminar para atrás. Estuve más tiempo caminando que lo que estuve en las fiestas", cuenta sin ignorar los saludos y peticiones para tomarse fotos a su paso por las adoquinadas calles.

"Ahora regresé con mis hijos. Ellos fueron los que me movieron a venir para acá y cuando vine quedé loco, porque qué bien se pasa, es como estar de viaje, es otra cosa... Y hace como unos...

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