¿Por qué no te callas?

Por Luis R. Trelles

Especial El Nuevo Día

Ahora bien, no todos podemos darnos el lujo de hacer lo mismo con aquellos habladores compulsivos que nos rodean. Lo cierto es que ya sea en el trabajo, a nivel social o incluso dentro de una pareja o la familia, todos conocemos a alguien que monopoliza la conversación sin considerar a los demás.

Hay quienes lo hacen por ansiedad; otros sienten la necesidad de controlar lo que se habla a su alrededor sin escuchar a más nadie. Aun otros, y estos casos son más delicados, responden a una condición clínica.

"Hay distintos tipos de personalidades", señala la sicóloga clínica Carmen Márquez Pérez. "Una persona que habla mucho podría tener alguna patología; hay que separar si hay algún tipo de trastorno".

Esta conducta se estudia por sicólogos y expertos en comunicación interpersonal, quienes coinciden en que el acercamiento a un hablador crónico debe comenzar por la comprensión.

"No es un asunto de una sola mirada o un solo factor", señala la sicóloga social Ruth Nina. "Hay que considerar múltiples factores para entenderlo mejor".

En fin, no se trata de hacer mutis y dejar que el parlanchín o parlanchina irremediable arruine nuestra productividad en el trabajo o nuestra vida social. Sin embargo, antes de explotar como lo hizo el rey Juan Carlos, hay maneras mucho más saludables de hacerle ver a un sujeto que cae en esta conducta su comportamiento, y todas empiezan por entender qué tipo de hablador nos agria la vida con su cotorreo.

No todos los que hablan sin cesar responden a alguna patología, pero algunos sí, y esos casos requieren de más cuidado.

"Hay personas que son maniaco-depresivas y puede que cuando entren en fase manía hablen y hablen sin parar", indica la Dra. Márquez Pérez. "Son personas que pueden estar calladas un día y bien alteradas el otro". Según la sicóloga, en este tipo de perfil se debe reconocer que, si el afectado está "en uno de sus días de alteración, pues eso se debe comprender".

Lo importante es identificar el impacto que pueden tener estos sujetos sobre el bienestar de uno. "Una persona así, que agobia, que te chupa la energía -como decimos en el diario vivir-, que no para de hablar y tus oídos no aguantan más, hay que ver si tiene un impacto negativo en ti. Ahí diferenciamos si es una persona que no está bien".

Otra causa común para los que de momento se ahogan en un mar de palabras es la ansiedad. Puede pasar en una entrevista de trabajo, en una primera cita con interés...

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