“No es solo las notas”

Después de casi 25 años tocando corazones y abriendo caminos en el barrio Vietnam de Guaynabo, la salida de las religiosas Vicky y Brenda —a quienes expropiaron del lugar donde mantenían su misión— dejó desprovistos a los niños y jóvenes de la comunidad que diariamente acudían al Centro AME (Animación Misionera Espiritual) para realizar sus asignaciones, que servía incluso como albergue temporero de algunos.

Pero, como dice el refrán, “quien tiene hambre, atiza la olla”. Y ante la falta de un lugar donde la muchachería pudiera realizar sus tareas y compartir en actividades recreativas, se logró identificar un área sustituta, la terraza del hogar de Belén Torres, que ubica a pasos del antiguo Centro AME.

“Había mucha tristeza. Los mismos nenes vieron cómo lo derrumbaron (el Centro AME) un junio, hace ya siete años. Ese mismo agosto, los muchachos estaban locos buscando quién los podía ayudar en sus asignaciones. Y buscando un lugar, Belén dijo que sí”, recordó Marilyn Rolón, directora del Centro Vietnam Estudia.

Los pininos de este proyecto fueron difíciles, recordó Rolón, quien contó con la ayuda de madres voluntarias, donantes privados y empresas colaboradoras para encaminar este esfuerzo.

De madera recogida de la basura, confeccionaron mesas, mientras que los materiales escolares y las meriendas que le dan a los estudiantes los pagaban con los fondos que recaudaban con ventas de garaje y de frituras.

“Fue duro, porque había que montar y desmontar todo. Además, no teníamos cabida para tantos niños y montamos varias carpas, pero valía la pena porque seguían llegando estudiantes que querían entrar y luego no se querían ir (del Centro)”, dijo Rolón.

Y su popularidad actual es tal que cuentan con una matrícula de 35 estudiantes de primero a sexto grado y tienen una lista de espera de niños deseosos de ser parte de esta obra que también cuenta con el apoyo de un sicólogo, un entrenador de educación física y varios quiroprácticos, entre otros voluntarios.

“Aquí tengo amigos, me ayudan, y he aprendido mucho”, confesó Luis David Sekerak, quien junto a su hermana gemela Davielyz, de 12 años, han logrado tanto una mejoría académica como un cambio favorable en su forma de ser.

“Les enseñan a ser amables y serviciales. No es solo las notas, sino (ayudarlos) como personas”, dijo su madre, Nanette Barbosa.

Jesús y Victoria Noa Gil, de quinto y tercer grado, también son participantes del Centro en el cual su madre Jéssica Gil de Rubio González, es madre...

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