No al poder

CARMEN DOLORES HERNÁNDEZ

ESCRITORA

Ha renacido la esperanza en un país capaz de pensar, de discernir y de sustentar criterios propios. La sociedad civil se ha manifestado; el país ganó dignidad y respeto propio.

El gran perdedor ha sido el bipartidismo. Por demasiado tiempo hemos sido los puertorriqueños espectadores impotentes de una lucha entre dos grandes conglomerados políticos que han perdido de vista nuestras condiciones reales y nuestras necesidades. Con el triunfo electoral como única meta, no toman en cuenta que gobernar no es cuestión de partidos. Los dos se diferencian entre sí por su estilo político (un poco menos agresivo en el caso del PPD) y por su posición frente a la relación que tenemos con Estados Unidos, relación que, de todas maneras, no está en nuestras manos cambiar.

Ese canto de sirena respecto al status que han perfeccionado ambos les funciona para distraer a la gente de los problemas apremiantes que nos asuelan y para sacarles el cuerpo a las soluciones que habría que darles.

Tales soluciones no pueden ser a base de medidas temporeras sino que requieren un pensamiento creativo y profundo sobre el país y sus circunstancias. Mientras tanto, gobiernan demagógicamente, ganándose al electorado con engaño y sumiéndolo cada vez más en una dependencia que se va haciendo crónica.

¿Cuándo fue la última vez que un partido mayoritario les habló a los puertorriqueños como a seres pensantes, capaces de entender que el esfuerzo individual es imprescindible, que el trabajo libera, que en la vida hay deberes además de derechos y que el país que queremos exige sacrificios que los funcionarios deben ser los primeros en hacer? ¿Cuándo les exigieron transparencia a sus funcionarios, no solo retóricamente, sino haciendo caer sobre ellos el...

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