'No hay victoria sin lucha'

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

Ni las burlas, ni las amenazas, ni lo difícil de la tarea, y mucho menos la edad, los detuvieron en la lucha que libraron por años y que, finalmente, culminó con la declaración de la Reserva del Corredor Ecológico del Noreste, entre Fajardo y Luquillo. Sin embargo, el trabajo no terminó con esa declaración por parte del gobierno y continúan activos en la Coalición que trabajó para lograr la reserva, con reuniones mensuales y organizando actividades educativas como el Festival del Tinglar.

"No hay victoria sin lucha", afirmó Ángel Berríos Benítez, quien tiene 71 años y es vecino de la comunidad Juan Martín, en Luquillo. Recuerda que se unió a la lucha hace unos 12 años después de varios eventos. Menciona, específicamente, una vista pública en la que unos desarrolladores "vinieron con mentiras y dijeron que en esa área no habían jueyes y yo conocía como a 10 personas que cogían jueyes ahí cuando era temporada".

Desde entonces, Ángel, quien continúa laborando en su taller de ebanistería, trabaja sin cesar para proteger el lugar contra viento y marea. Y el trabajo es intenso. Es miembro de la directiva de la Coalición Pro Corredor Ecológico del Noreste, es presidente de la Comunidad en Defensa del Corredor Ecológico del Noreste y de la Comunidad Juan Martín, presidente del Consejo Comunitario de Seguridad y chófer de la guagua de la Iglesia Evangélica Unida a la que asiste en Fajardo.

Lo que pasa es que como explica Ángel "soy pensionado, no retirado", para explicar la apretada agenda de trabajo que sigue teniendo. "Uno trabaja más ahora que antes de jubilarse", sostiene el ebanista.

Con ese mismo espíritu inquebrantable ha trabajado Lidia Ramos Iraldo, vecina de la comunidad Palmer, en Río Grande, y quien laboró como maestra durante 37 años en el Departamento de Educación. Tiene 83 años y recuerda las caminatas matutinas que hacía con su esposo desde la plaza pública de Luquillo hasta la playa Seven Seas, en Fajardo, cuando apreciaba de primera mano la riqueza natural del lugar. Recuerda, asimismo, las luchas que dio para proteger un monte que querían derrumbar en su comunidad y para lo cual buscó la ayuda del ambientalista Luis Jorge Rivera. Fue él quien los enseñó a organizar a las comunidades posteriormente para luchar por la designación de reserva, según Ángel.

Lidia...

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