Noche de comunión

Por Luis Hernández Mergal

Especial El Nuevo Día

Al comienzo del séptimo concierto de abono de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico (OSPR), llevado a cabo el pasado sábado en la Sala Sinfónica del Centro de Bellas Artes de Santurce, el director titular de la OSPR, el maestro Maximiano Valdés, se dirigió al público para pedir un momento de silencio por las víctimas de la terrible masacre ocurrida en Connecticut el día anterior.

Acto seguido, el maestro Guillermo Figueroa, director invitado, haciéndose eco de las palabras de Valdés, dedicó la primera obra del programa -la Serenata en mi menor para orquesta de cuerdas, Op. 20, de Edward Elgar- a la memoria de las víctimas del atroz crimen.

No cabe duda de que, dado el contexto, tanto el maestro como la orquesta y el público que se dio cita al concierto, haciendo honor a las palabras de Hausegger, se unieron en una comunidad de sentimiento increíblemente conmovedora. La orquesta interpretó con gran distinción la hermosa obra de Elgar, cuyo apacible carácter, tiernas melodías y elegancia lírica fueron un bálsamo para el espíritu atribulado por nuestros difíciles tiempos.

El Concierto para percusión y orquesta de la compositora norteamericana Jennifer Higdon, interpretado por la brillante percusionista Lisa Pegher, fue una interesante sorpresa. Comenzando por la marimba, moviéndose al vibráfono, para luego saltar a los...

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