Noticias de ultratumba

ANA LYDIA VEGA

ESCRITORA

- Compañeros difuntos, -dijo, con voz sepulcral, el jefe de la insurrección fúnebre- gravísimas violaciones a los derechos de los fallecidos han interrumpido nuestro descanso eterno. Cuesta admitirlo, pero la triste verdad es que nos han perdido el respeto.

Un aplauso solemne saludó el pronunciamiento. -¡Abajo los vivos!- gritó un espíritu zafio. -¡A jalar patas se ha dicho!- chilló otro en onda revanchista. El jefe los miró de reojo pero mantuvo su compostura. -La profanación de tumbas -señaló- ha llegado a niveles nunca antes vistos. Primero nos garabatearon las lápidas. Luego vino el robo descarado de floreros. Y, cuando se reemplazaron por jarrones de cemento, los llenaron de latas vacías, bolsas de marihuana y condones usados.

La evocación de los vicios humanos provocó una tanda de suspiros. -A mí los pillos me dejaron sin arreglos ni coronas el mismo día de mi sepelio- aprovechó para comentar por lo bajo un ánima en pena. -Como no los paramos a tiempo, -prosiguió el líder- ahora se meten con nuestros pobres restos. Nos despojan de ropa y prendas para venderlas en pulgueros. Hacen fufús y brujerías con uñas, dientes y huesos. Para colmo de atropellos, los gatilleros nos tiran encima los cuerpos de sus víctimas mientras dormimos en nuestras propias fosas.

-Algunos sepultureros hasta las alquilan- aseguró un espíritu bochinchero. Un abucheo intenso castigó la ingrata alusión al gremio de los enterradores. El caudillo volvió a la carga: -Si ustedes creían que esto estaba malo, todavía no se imaginan lo peor. La nueva infamia de los vivos es la más ofensiva y escandalosa.

-¿Arrancarnos las cruces? -inquirió persignándose un fantasma devoto.- ¿Borrarnos los epitafios? -sugirió el alma sensible de un poeta - ¿Copular con cadáveres frescos?- terció un ánima malpensada. El jefe sacudió la calavera: -Ninguna de las anteriores. Me sorprende su inocencia a estas alturas de la eternidad.

Presas del suspenso, los finados guardaron la lengua. -¿Se acuerdan de las primarias? -preguntó el líder a aquella multitud de ojos huecos que adivinaba en la penumbra brumosa. De primera intención, nadie reaccionó. Algunos alegaron haberse quedado sin memoria y otros, nunca haber escuchado en vida ese exótico término. El resto esperaba impaciente la...

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