Novedosa operación cerebral

En el tercer piso del Hospital HIMA San Pablo de Caguas, el doctor Nirav Patel traza con su marcador quirúrgico color violeta oscuro y marca Viscot, una especie de arco en la cabeza del joven sedado. Esas marcas son las instrucciones que debe seguir el doctor Rodolfo Alcedo Guardia para cortar la piel y dejar expuesto el músculo que protege el cráneo. Una vez se desprende este músculo, se extrae un pedazo de cráneo hasta llegar al cerebro.A este proceso médico se le llama craneotomía.Antes de esterilizar sus manos para comenzar el procedimiento, el doctor Alcedo Guardia se toma unos minutos y coloca una bocina portátil sobre un tablero cercano a la camilla, en la que descansa inconsciente el cuerpo del joven de 21 años y paciente de malformación arteriovenosa cerebral desde que nació.Mientras, la enfermera le pasa el bisturí para que el doctor haga la operación en el lado izquierdo de la cabeza del paciente, la sala de operaciones suena a los grandes clásicos de la música country.A ambos doctores los rodean más de cinco enfermeras y asistentes. También, hay dos mesas largas con 40 tipos diferentes de pinzas, bisturí y tijeras. Entre tantas, Alcedo Guardia decide usar la tijera más pequeña y delicada. Con ella, empieza a despegar el músculo del cráneo, quemándolo levemente con una herramienta tipo bisturí que irradia calor.A unos ocho pies de distancia, se divisa una mecha de humo saliendo del músculo elástico y lleno de parchos de grasas blancas. Hasta con la mascarilla médica puesta entra el hedor a carne por quemarse.Ahora, la sala de operaciones suena a suaves chispas de fuego. A esto se le llama crepitar."Cuando empiece a abrir el hueso, vas a saberlo por el ruido", anuncia el doctor Alcedo Guardia mientras estudia el cráneo del joven.Para perforar el cráneo y llegar hasta el cerebro, el doctor Patel se coloca sus lupas binoculares y vuelve a trazar con el marcado violeta. Esta vez, dibuja en el lado izquierdo del cráneo un cuadrado pequeño.Con una herramienta de base circular y parecida a un taladro, Alcedo Guardia agujera el cráneo dos veces. Entre los boquetes que dejó la máquina, aún sobran rastros de resina blanca por la fricción del taladro y el hueso.Para sacar el pedazo de cráneo, el doctor acomoda sus dedos dentro de ambos orificios mientras hala con fuerza el hueso. Una vez fuera, el pedazo de hueso pasa a una solución salina con antibióticos.Con el cerebro al descubierto, y palpitando a la par con el corazón, las venas...

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