Novela negra bajo el sol tropical

Por Carmen Dolores Hernández

La trama se enreda enseguida. Ella sube, amparada en su oficio, a una habitación del hotel donde hay un chino degollado. Aunque no le toca la investigación, se ve involucrada en un tiroteo cuyo saldo consiste en dos hampones menos en el horizonte ponceño. Cae en cuenta entonces de que ha sido emboscada y de que ambos incidentes están relacionados.

De ahí en adelante la novela va cuesta abajo: ilusión rápidamente pasada es cualquier esperanza de su éxito. Proliferan los cadáveres, los robos, las emboscadas y los policías corruptos. Dolores logra sortearlos casi todos, enyuntada ya con un expolicía del que se ha enamorado. El problema principal está en que una trama tan y tan compleja debía desarrollarse con cuidado y claridad, para no perder al lector por los vericuetos. Pero los tres relatos relacionados -ambientados en 1948, 1949 y 1950- se complican de tal manera que pronto no se sabe bien quién es quién, ni quién hace qué, ni quién mata a quién ni porqué.

La redacción misma es enredada; a menudo perdemos la pista de quién habla y a quién. Las dificultades ocasionales con la sintaxis no contribuyen a la claridad del texto. Y el...

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