LA NOVELA DEL REGUETÓN

Por Ana Teresa Toro .ana.toro@elnuevodia.com

foto por Juan Alicea

Ya es prácticamente un entendido que la literatura suele demorar un tanto más que otras expresiones artísticas -como la música, el cine o el teatro- en abordar y desentrañar periodos históricos y movimientos socioculturales. Por ello, la aparición de una novela que explora el mundo del reguetón -tanto en su estructura de rima a veces juguetona y accidental y otras premeditada y mañosa, como en su historia, que narra el robo a un banco a manos de un grupo de personas que se van narrando a sí mismos casi como una canción de reguetón-, pareciera ser una señal de que si ya el fenómeno musical de carácter mundial llegó a la literatura es porque irremediablemente su rol protagónico en el escenario musical isleño se ha transformado en otra cosa.

Las emisoras de reguetón han ido desapareciendo, los reguetoneros de siempre ahora fusionan sus rimas con ritmos como tecno o música electrónica, con cumbia, salsa y otros sonidos caribeños, además de vestirse de entallada chaqueta y corbata de moda. Atrás quedaron los pantalones gigantones y las gorras de medio lado, al menos en lo que a los intérpretes se refiere, porque en la calle todavía se juega a la alcancía cada vez que un pantalón revela lo que ha de cubrir.

Entonces no se trata del último tra, pero sí de un momento en el que la literatura responde con una novela que sin dejar de ser una historia, nos permite sumergirnos en el universo del mundo donde se guaya mucho más que la ya discreta hebilla del imaginario salsero.

La novela apareció en una pequeña pila de libritos tamaño cedé al lado de la caja. Leí Guaya, guaya (La secta de los perros, 2012) en letras naranjas, casi del mismo color del nalgarotio montado en motora que completa la ilustración. Varios clientes la recomendaron bien. En Facebook, su autor, el escritor Rafael Acevedo, decía más en serio que en broma: "El aunto es que Guaya, guaya (novela reggaeton) tiene lo que a ti te gusta. Llegaron un millón de copias obligás a Librería La Tertulia y a Librería Mágica, y ya está Guy Ritchie pidiendo los derechos pa' la película. Hasta abajo".

Así, por lo bajo -como empezó el reguetón cuando era el underground de Playero veintipico y Daddy Yankee no se aliaba a refrescos que dejan la boca fresca y más bien la tenía sucia-, comenzó a moverse esta novela hace poco más de un mes.

"Quizás el género no es como antes, pero la cultura que rodea al género es la cultura dominante. Para...

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