La nueva realidad en aislamiento

Las cuatro paredes de la habitación de Julia Rodríguez se han convertido en su lugar de retiro durante el periodo de toque de queda y cuarentena voluntaria que ha decidido completar, ante el temor de que pueda contraer o contagiarse con el coronavirus COVID-19.El 14 de marzo, Julia (nombre ficticio) y el grupo con el que viajaba desembarcó de un crucero en el muelle de San Juan. "Era un grupo grande, había más o menos como 30 personas, había hasta niños", relató la mujer de 62 años a El Nuevo Día. Su compañera de cabina enfermó durante la travesía de una semana, con síntomas parecidos a una gripe, lo que la ha mantenido en vilo durante ocho días de encierro.A su regreso a Puerto Rico, hubo libre albedrío. "Al bajarnos aquí, en San Juan, pensé que nos iban a examinar rigurosamente", continuó Julia. "Nos bajaron como si fuera soltando reses".En el muelle, nadie les tomó la temperatura, no hubo formularios que completar ni instrucciones sobre la necesidad de alertar a un médico en caso de síntomas, o practicar una cuarentena voluntaria.De todos modos, antes que la gobernadora Wanda Vázquez Garced ordenara hace una semana un toque de queda, Julia decidió guardarse para proteger a sus hijos, nueras, una nieta de un año y medio y al resto la población."Estoy en mi cuarto, veo televisión, oigo música… yo soy de las personas que me entretengo sola", aseguró.Se preparan para una crisisA Zuleida Vélez y su familia, el toque de queda los tomó por sorpresa y sin estar preparados. "Tuve temor de que todo se cerrara después del aviso, que íbamos a carecer de ciertos alimentos, ciertas cosas que uno utiliza a diario", contó Zuleida.Tanto ella como su esposo, Alberto Vega, utilizan medicamentos para controlar la presión arterial."Tuve que surtirme de medicamentos cuando dijeron lo del cierre", explicó. "No hemos salido para nada, solamente mi esposo que salió a hacer la compra, y nosotros los demás no hemos salido", relató.Dos de sus hijos, de 12 y 17 años, residen con el matrimonio en Quebradillas. "Nos sentimos como un poco encerrados, pero entendemos también la situación. Ha sido un poquito difícil el proceso de adaptarse", confesó Zuleida. "Yo he estado bien ansiosa, hemos...".Zuleida y Alberto, ambos de 46 años, aseguraron que se prepararon con alimentos para un periodo más largo de las dos semanas que cubre el toque de queda. "Nos estamos preparando para cuatro meses de comestibles", indicó Alberto."No salimos de la cocina", comentó, por su parte...

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