Nueve años tras las rejas

Llegó puntual. A las 3:00 p.m. Vestida con el mismo traje negro de la vista de sentencia, pero sin la cartera y los zapatos de tacón, la exjefa de la Administración de Desarrollo Laboral (ADL), Sally López Martínez, cruzó el umbral de la Oficina de Alguaciles para entregarse a las autoridades federales y comenzar a extinguir una pena de nueve años de prisión por participar en un esquema de corrupción ideado por el otrora recaudador de la Pava Anaudi Hernández.

Temblorosa abrazó a sus amigas, mientras el sollozo de sus hijas y el llanto desconsolado de su tía resonó en el pasillo.

La despedida duró ocho minutos. Luego, López Martínez se enjugó las lágrimas y siguió a un alguacil hasta perderse por un pasillo para iniciar el trámite que la llevó a pasar su primera noche en el Centro de Detención Metropolitano, de Guaynabo.

En ese edificio de ventanas pequeñas permanecerá hasta que le asignen la prisión en la que cumplirá su pena en Estados Unidos.

Afuera, antes de perder la libertad y de vestir por primera vez un uniforme de reclusa, la mujer de 38 años disertó sobre las lecciones aprendidas durante el proceso judicial y sobre su relación con Hernández.

“Realmente no le deseo mal a nadie. Pensé que su amistad era genuina, que sus intenciones eran genuinas. No lo fueron. Por eso, él tiene que pagar, y no es nada más él sino la justicia divina”, afirmó.

“No te puedo decir si valió la pena o no. El tiempo de Dios es perfecto. Él me escogió para estar en esto hoy día. ¿No sé cuál es el propósito?, pero no me resigno. Tengo que enfrentarlo”, agregó.

Comentó que antes de entregarse compartió con sus hijas de 12 y 14 años.

“Les pedí que siguieran en sus deportes, en sus actividades extra curriculares y que se sientan orgullosas de su mamá, como yo me siento de ellas”, soltó.

Tres horas antes, López Martínez escuchó al juez federal Pedro Delgado Hernández condenarla a 108 meses de prisión y a dos años de libertad supervisada.

Usando audífonos para escuchar a la intérprete traducir las palabras del togado al español, la convicta mantuvo el rostro serio, al tiempo que apoyó las manos sobre el atril, que minutos antes utilizó durante su alocución.

Delgado Hernández explicó que la convicta cruzó, en varias ocasiones, una línea que no debió rebazar al aceptar los regalos o sobornos de Hernández, quien recibió $1.7 millones en contratos de la ADL.

“Ahora, se encuentra en esta situación difícil para ella, para sus hijas y para su familia. El Tribunal no es...

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