Nuevo país

Welmo Romero

Por ahí se acerca un nuevo centro comercial que nos devolverá la fe perdida que no pudo ser restaurada ni con una doble ofrenda o rebaja diezmal.

El Caribe se viste de gala y sólo hay que dar un salto de $ 3.00 (puede ser que aumente) para llegar a este nuevo país que se erige en beneficio de las buenas costumbres y reglas de etiqueta. Sus playas son de arena brillante y el sol no quema, más bien, broncea.

Aquí las carreteras son de mármol y entra quien quiera porque así es la democracia, justa y accesible. Aquel burgués criollo que pretendió ser el rey indiscutible del deporte nacional del consumo lloró lágrimas de sangre al no poder parar la construcción del nuevo país a pocas millas del aeropuerto.

Y es que cuando el capital decide hablar en lenguaje de millones, no hay estado (colonizado o no) que se resista. Quiero admirar sus fuentes, rotondas y avenidas. Quiero sentir los abrigos de piel para el clima nórdico, textura orgásmica para mis dedos...

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