El nuevo Ricky Sánchez

crosa@elnuevodia.com

Durmió en un catre en el apartamento de su hermano en Connecticut por espacio de dos meses; vivió con el amigo de su barbero en Orlando sin conocerlo; y hasta hizo yoga y pilates en medio de señoras de la tercera edad.

Hoy día, Sánchez sonríe al contarlo. Pero antes de estas aventuras, no lo podía hacer como ahora.

Venía de ser relegado en la rotación del Equipo Nacional en el Mundial de Turquía y de ser licenciado en la Liga de México. Su vida deportiva iba en picada y Sánchez lo sentía así.

"Toqué fondo", confesó el espigado canastero de los Cangrejeros de Santurce. "Me sentía perdido en el mundo. Sentía que me exigía mucho, pero no actuaba", agregó.

En vez de permanecer en la Isla, Sánchez buscó un cambio de ambiente. Se mudó con su hermano a Connecticut. Se alejó temporalmente del baloncesto.

"Estaba rebelde con el mundo. Venía de pasar una montaña rusa y no estaba pensando en el baloncesto... no hacía nada", confesó.

Ese tiempo en Connecticut le sirvió para reflexionar y buscar alternativas para encarrilar su carrera deportiva, una vez considerada con potencial para alcanzar grandes logros en el mundo baloncelístico, incluyendo la NBA.

"Medité y decidí que era el tiempo de hacer algo. Quería un cambio. Tenía que prepararme. Pensé que me debía dar otra oportunidad y si las cosas no salían, pues me sentiría tranquilo, porque lo había intentado".

Fue entonces que contactó a uno de los preparadores físicos del Magic de Orlando, Bill Burgos, de ascendencia puertorriqueña, y a quien conoció a través de su compañero en la Selección Nacional, Carlos Arroyo.

Sánchez no tenía a donde mudarse, así que habló con un amigo de su barbero que reside en Orlando. "No lo conocía. Lo llamé, le dije lo que iba a hacer y él me abrió las puertas por dos meses", contó.

Sánchez se sometió a un estricto plan de entrenamiento físico por ocho semanas. Trabajaba los cinco días a la semana desde las 7:30 a.m. en la pista, hasta a las 7:00 p.m., levantando pesas y jugando 'guerrilla' con otros boricuas. Y, a veces en la tarde, hasta hacía hasta yoga y pilates. "Era el más joven del grupo en medio de señoras. Me ayudaba a despejar la mente", recordó entre risas.

El cambio físico de Sánchez fue evidente desde la primera vez que se presentó a las practicas de los Cangrejeros antes del inicio de la temporada en abril. Había mayor definición muscular en sus brazos y menos peso en su cuerpo. Era un Ricky Sánchez, totalmente, distinto al de antes.

Y el...

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