La Sinfónica se luce con obra de Délano

Por Luis Hernández Mergal

Especial El Nuevo Día

Particularmente ejemplar es la suite del ballet La bruja de Loíza, obra que encabezó el programa del noveno concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico (OSPR), el pasado sábado en la Sala Sinfónica del Centro de Bellas Artes de Santurce.

Bajo la dirección de Maximiano Valdés, los colores caribeños de la obra de Délano brillaron en la percusión y los metales de La fiesta en la plaza. Los efectos especiales de la música nocturna de Noche de brujería, con las flautas y clarinetes imitando a los animales de la noche bajo una romántica melodía en los registros graves de los violines, fueron sobresalientes. La OSPR y Valdés ofrecieron una magnífica interpretación de esta interesante obra de Délano, compositor puertorriqueño por adopción.

La Sinfonía núm. 33 en si bemol mayor, K. 319, de Mozart es una selección mucho más arriesgada de lo que parece. Sus texturas diáfanas y su estilo galante son, como todo Mozart, una prueba de fuego para los intérpretes. Mozart exige nada menos que la perfección absoluta. Lamentablemente, la OSPR no estuvo a la altura. La afinación de las cuerdas, particularmente los violines, dejó mucho que desear. El tempo inicial del primer movimiento, Allegro assai, fue demasiado veloz, como quedó demostrado al llegar a la reexposición, considerablemente más lenta que el principio. A pesar de las dificultades técnicas, se podía entrever una interpretación coherente de parte del maestro Valdés en los restantes tres movimientos. En todo caso, interpretar Mozart es una obligación para toda orquesta, precisamente para elevar el nivel.

Si la especialidad de Mozart es hacer mucho con poco, la de Richard...

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