Obrera del arte

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

Luego la presentación informal. Conozca a Isabel Bernal, una obrera del arte -como le gusta definirse- que trabajó carteles, serigrafías y pinturas con una discreción -poco usual en estos días- de la cual ella se precia.

La historiadora del diseño, Alana Ortiz Colón, se dio a la tarea de recopilar la cuantiosa producción para la DIVEDCO, y fuera de dicha agencia, realizada por esta artista de palabra firme y sosegada.

Sus hallazgos conformaron su tesis Poster Designer Isabel Bernal and Her Work For The Division of Community Education 1957-1987 y, además, fueron presentados en una conferencia con motivo de la apertura de una muestra de los carteles de Bernal en la Colección Puertorriqueña de la Biblioteca José M. Lázaro, en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

Ortiz Colón afirma que la artista, que se retiró de la DIVEDCO en el 1987, también manejó la serigrafía y la pintura. "Bernal trabajó estampas familiares y también tuvo una etapa minimalista y geométrica".

"Ella fue parte de exhibiciones en Puerto Rico, Nueva York y España. Esta es su primera exhibición sola de carteles, ya ha tenido de serigrafías y pinturas. Nunca ha sido porque ella lo busque", puntualiza la historiadora.

Si algo atesora Bernal es el anonimato.

La sala de su casa en Bayamón aprovecha la calidez que le regalan las fotos familiares, pinturas propias y ajenas, novelas de misterio, su máquina de coser, útiles de tejer, el horno en el que confecciona panes artesanales y hasta la madera de sus muebles antiguos. Es su refugio y centro de operaciones porque Bernal, madre y abuela, aún se expresa creativamente. En su agenda también hace espacio para bailar, una actividad que disfruta tanto como pintar.

"No me gusta ser el foco de atención, pude haber sido espía", señala con la tranquilidad que le brindó saber que apagaría la grabadora que recogería esta entrevista la cual anticipó le "trabaría la lengua".

La cuarta de cuatro hijos en una familia de San Sebastián nunca dijo "esto es lo mío" cuando despuntaba su habilidad por el dibujo. "Fue por accidente. Mi hermano mayor dibujaba muy bien", rememora la mujer a quien sus allegados llaman Titi.

Ella, que copiaba tirillas, no se quedaba atrás. Por eso los maestros los convocaban para toda efeméride y debían dibujar imágenes alusivas en pizarras o grandes espacios. Fueron sus primeros carteles.

"De mi clase siempre llamaban a Jacobo Jiménez -que era el mejor que dibujaba-...

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