Ocupa

Ileán Pérez Cruz

Si el político es reflejo del ruido que despliega el reino, qué mal nos va. Desde la tiraera entre alcaldes, las griterías e insultos en la Legislatura y los sicarios destruye carreras políticas, hay orquestado en las ramas gubernamentales tremendo party tipo 1999 con certificaciones de santidad gratuitas. Si nos hundimos todos, estos se desploman también, pero con estilo.

Se vale to. En la calle, el musicón de los carros perturba hasta el pensamiento del vecino carro y las vecinas casas. Los residentes y su visita parlan en la calle como si el fiestón fuere en el living de uno. Ni hablar de bicicletas robadas y carros montados en ladrillos, cosa diaria frente a casa.

Y, en el supermercado, brilló el conocimiento por su ausencia entre la cajera y la clienta; ninguna supo etiquetar la vianda, si una yautía o una malanga.

Se escribió en una columna sobre la falta de respeto que hay por el silencio. Creo que desconocemos su definición. El silencio se interpreta en boricua como un ruido insoportable que está ahí para recordar lo deplorable.

La estridencia del reggaeton, la bachata, la...

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