Oda al sacrificio

No es difícil imaginar el gesto de espanto en los rostros de los compañeros de trabajo, conocidos y hasta familiares de Héctor Pesquera cuando les dijo hace poco que regresaba a Puerto Rico a ocupar un puesto en el gabinete del gobernador Ricardo Rosselló. De un tiempo acá, todo lo que se oye de Puerto Rico en Estados Unidos viene envuelto en penetrante hedor de impago, quiebra, cristales rotos y zika y eso tuvo que haberlos puesto a pensar.

Pelaron, pues, ojos, los conocidos de Héctor Pesquera y se preguntaron, aunque quizás no se lo dijeron, qué vendría a buscar a esta isla azotada por toda cuita un hombre ya entrado en años, con una carrera podríamos decir que exitosa en el campo de la ley y el orden y que la última vez que estuvo aquí salió prácticamente dando patadas a puertas y mentando madres.

Es la patria, quizás les dijo Héctor Pesquera, como dijo por acá cuando se le preguntó por qué había vuelto. Aquí nació, se crió, se formó y quiere que esto esté bien, fue más o menos lo dijo. Se le enterneció el apasionado corazón a más de uno cuando Héctor Pesquera abrió su alma para decir cuánto le dolía Puerto Rico. Los que sentimos que por dentro nos arde una llama cuando nos hablan de Puerto Rico comprendemos al cien por ciento cuando alguien actúa así.

El patriotismo, lo sabemos, es para legiones un estimulante más poderoso que la más potente droga. Se cruzan valles, ríos, montañas, volcanes, aguaceros y ventoleras cuando se persigue esa estrella a lo lejos que es la patria. Y no desayuda, claro está, ni un poquito, que al patriotismo se le ponga encima, como kétchup a una papita frita, un chequecito de un cuarto de millón de dólares al año.

Aquí es que este cuento empieza a complicarse. Y mucho.

Puerto Rico no puede pagar sus deudas. Las carreteras están hechas leña. Están cerrando escuelas por montones. Decenas de medicamentos van a dejar de estar disponibles para los pacientes del plan de salud del gobierno, que se supone son los más pobres de los más pobres. Al cheque de los pensionados les van a meter un tremendo zarpazo. A la Universidad de Puerto Rico (UPR) prácticamente la quieren matar. Hay mucho otro machetazo en un presupuesto que todavía no hemos podido ni ver.

¿Y le pagan una compensación de $248,500 a Héctor Pesquera por ser secretario del Departamento de Seguridad? ¿Y una de $250,000 a Julia Keleher por ser secretaria de Educación? ¿Y $625,000 a Natalie Jaresko por ser directora ejecutiva de la Junta de Supervisión Fiscal...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR