Odio

Yara Liceaga

Con odio nos colamos en la fila y provocamos al otro con una mirada de costrosa victoria al ser atendidos.

En el odio, tu 'parking' es mío cuando el 'mall' es la definición de hacinamiento. No importa si llegaste antes, si tenías la luz direccional encendida.

Desde el odio me tropiezo contigo a propósito y te viro cualquier líquido que tuvieras en la mano encima, tipo telenovela. Te pido perdón con cara de idiota. El rostro amigable del odio.

Creciendo en el odio te pongo trabas y te minimizo. Te desarmo antes de que consideres defenderte, acoso como una bóveda de cristal sobre ti. Grita todo lo que quieras.

Hay una hoja de navaja, una bala, un corriente tubo o una soga esperando por ti en el odio, tachando el curso de tu vida, dispersando la pesadez en tu familia.

Existen leyes como navajas, medidas como balas, discursos de metal y poca soga para guindarlas como en un espectáculo de muerte medieval. Todos andamos a merced del día menos pensado de tropezarnos con un tajo, un roto, un golpe de objeto contundente.

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