Olvidarse de los americanos

punto de vistaLa juramentación fue rápida e indolora. Cada día, con cada evento que ocurre, se hace más y más obvio que nada fue dejado a la improvisación.Ahora no habrá grandes protestas, ni marchas multitudinarias hasta La Fortaleza. Y no las habrá porque cunde el desconcierto, y porque además entre la oposición no hay liderato, y menos que menos se hizo un ejercicio cabal de contexto y perspectiva. Ese tipo de efervescencia —que no revolución, revolución no hubo ninguna—, si no tiene una cabeza que organice y que señale el rumbo, se desinfla con la misma rapidez que se desencadenó.Wanda Vázquez asume la gobernación para darle paso, en cuanto pueda, a la comisionada residente, Jenniffer González. Estaba escrito, y en estos momentos uno se pregunta si la juramentación apresurada de Pierluisi no fue parte del plan. Algo así como un favor que le pidieron para ganar tiempo y que la gobernadora Vázquez pudiera entrar sin mucho bullicio (como en efecto ha sucedido), y la comisionada Jenniffer González con menos bullicio todavía, pero con implacable autoridad sobre sus pares.Hace dos días, hablaba con alguien sobre la situación de Puerto Rico, y la conversación devino en un análisis de lo que pasaría en las elecciones generales de noviembre de 2020. Todo eran cábalas sobre quién saldría ganando de esta situación y quién no. Frente a cada argumento de mi interlocutor, yo iba oponiendo lo que consideraba la lógica de Washington. Y esta persona, de repente dijo:"Sí, pero concentrémonos en esto, en las elecciones, olvídate de los americanos".Me quedé de una pieza. Nadie se puede olvidar de los americanos, y menos en Puerto Rico. No se olvidan ni en China, allá tan lejos, con ser una nación rica y poderosa: los chinos incluyen a los americanos en todas sus ecuaciones comerciales. No se olvidan en México, emblema del nacionalismo, cuyo gobierno ha negociado términos inesperados en materia de inmigración. No se olvidan en Rusia, ni tampoco en Turquía, ni siquiera en Corea del Norte. El mundo es un globo hoy más que nunca, y las reglas del juego no son ni por asomo las del siglo pasado. El que no pueda comprenderlo está frito.¿Cómo negarse a la posibilidad de que todas las opciones que se barajaban con la renuncia de Ricardo Rosselló, la juramentación secreta de Pierluisi, y la decisión del Senado de dejar el asunto en manos del Tribunal Supremo, no estuviesen ya contempladas y analizadas por la metrópoli?No es tan descabellado pensar eso. Al contrario...

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