OPINIÓN CON TRAZO Y RISA

por Tatiana Pérez Rivera.tperez@elnuevodia.com

Ilustraciones Archivo

A ese rasgo se apega para iniciar su trabajo que, aunque con formatos distintos, siempre termina requiriendo un ejercicio básico de dibujar.

"Nadie ni nada es difícil de dibujar", asegura Joe Wallace, caricaturista de El Nuevo Día, "tienes que buscar ese rasgo que hace a una persona ser ella. Y eso es igual para una persona, un lápiz, una botella, un ángel o hasta el diablo. Después que exista, se trabaja y si no existe, también. Yo me hago a mi mismo y no me perdono".

"Mi primera caricatura fue de un amigo de mi papá, yo tenía como diez años cuando la hice, y me parecía que sus facciones eran similares a las de un equino", expone de otra parte Gary Javier, pasado presidente de la Asociación de Caricaturistas de Puerto Rico.

"Así que hice una fusión de cómo era él como ser humano con la nariz grande, el cuello ancho y el pelo como crin. Yo pensé, si hay alguien que se gane la vida así pues yo quiero hacer lo mismo", rememora Javier, caricaturista del diario Primera Hora, quien añade que si bien el rasgo de una persona se distorsiona, ésta "no pierde el parecido". "Tiene que ser reconocible", insiste sobre la imagen del sujeto.

El asunto está en el detalle; en el evidente y hasta en el que pasa desapercibido. Lo mismo aplica a la caricatura gráfica que abona la oferta informativa en los periódicos y a la caricatura personal en la que el público se expone al lápiz y la mano de un caricaturista que le retrate.

"La gran mayoría de los caricaturistas somos bien observadores, mientras más vemos a la persona y la conocemos más le sacamos", dice, por otro lado, Miguel Bayón, quien hace poco exhibió su muestra "Caricatura urbana". "Me gusta ver cuando la gente disfruta una caricatura porque saben que se reflejaron cosas que están dentro de ellos; a veces hasta se sonrojan".

Taylor Jones, otro peso pesado de las caricaturas en el País y de este diario, resaltó que algunas personas son más fáciles de caricaturizar. "Barack Obama tiene rasgos bien interesantes: la forma de su cuero cabelludo, su frente y sus cejas, su nariz, las mejillas, la boca y el mentón. Eso hace divertido caricaturizarlo desde cualquier ángulo. Y claro, ¡sus grandes orejas ayudan también!", destaca Jones.

Mucho se alude al alma de una caricatura, ese 'no se qué' que conecta a niveles profundos con la audiencia.

"Cuando alguien dice que tiene alma, es que pudo entrar rapidito al mensaje", opina Wallace, "una...

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