Monseñor Roberto

JAIME TORRES TORRES

PERIODISTA

Meses después coincidimos en el lecho de enferma de Ruth Fernández, él como pastor de la fenecida cantante y quien suscribe como reportero de este diario.

Con el asunto de Vieques, escuché una voz pronunciarse, con seguridad y firmeza, en defensa de los derechos humanos de los hermanos de la Isla Nena, iluminando sus expresiones con referencias a la Doctrina Social de la Iglesia. La publicación de su carta pastoral "Patria, nación e identidad: don indivisible del amor de Dios", me convenció de que Dios había enviado un profeta a la Iglesia que peregrina en Puerto Rico.

Dos años después, misteriosamente, el papa Juan Pablo II confirmaba en su libro "Memoria e identidad", con argumentos divinos, históricos y antropológicos, la tesis expuesta por monseñor Roberto en el sentido de que Puerto Rico es nuestra patria y nuestra nación porque es el legado de nuestros padres y la cuna de los que aquí nacimos.

Con la verdad de Cristo como credo y la Doctrina Social de la Iglesia como estandarte, muchos han comprendido el celo con que el arzobispo Roberto ha defendido el matrimonio entre un hombre y una mujer; la vida desde el vientre materno; la dignidad de los ancianos; la cultura, los derechos de los trabajadores y la historia de...

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