Orgánico

Miguel Rodríguez Casellas

Estaríamos hablando de la "ameba", y cosas morfológicamente afines a su gelatinosidad inapresable.

El otro uso en la arquitectura vino a través de la figura trilladísima de Frank Lloyd Wright, quien en su re-interpretación del geniecillo renacentista, León Battista Alberti, proponía una arquitectura que naciera "orgánicamente" de las condiciones salvajes del lugar, en lugar del artificioso gesto de diseño que invade, con intención de corregir, al orden preexistente.

El fin sería lograr un todo armónico. Nada debía percibirse extraño, o ajeno. Nada debía asaltar al ojo.

El uso más común de orgánico hoy es el de la marca de origen de alimentos cuya producción evitó atajos químico-tecnológicos, a favor de procedimientos cuasi-artesanales, y presumiéndose una mejor asimilación por parte de nuestro cuerpo, también orgánico.

Mi interés hoy es apertrecharme del organicismo para refutar ese discurso económico que desde adentro y afuera nos castiga por no ser lo suficientemente disciplinados y prudentes a la hora de integrarnos a modelos de producción y administración primermundistas. Atender nuestra crisis, según esta narrativa de culpa y auto-desprecio, requeriría parecernos más a las "productivas" y "competitivas" sociedades del capitalismo neoliberal, y menos a las "salvajes", "inapresables" y "artesanales"...

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