Oscar López vuelve a su “pedacito de patria”

CHICAGO, Illinois. – Cuando regrese el jueves al Paseo Boricua de Chicago (Illinois), el prisionero político Oscar López Rivera se reencontrará “con el pedacito de patria” que ayudó a organizar y dar forma, dijo su hermano José López Rivera.

“Son 50 años de legado en esta comunidad, en la que inició una serie de programas de desarrollo comunitario que desembocan en muchas de las iniciativas que todavía forman la vida y la lucha de su gente”, sostuvo el también director ejecutivo del Centro Cultural Puertorriqueño de Chicago.

Unas 24 horas después de su plena excarcelación el miércoles, cuando vence su condena, López Rivera viajará a Chicago, donde la comunidad lo recibirá después de cinco en la clandestinidad y de casi 36 años de prisión.

“Oscar volverá a una comunidad que se enfrenta a una gran amenaza debido a la ‘gentrificación’, pero es, sin embargo, un centro próspero de resistencia, en gran parte construido sobre su legado”, indicó Jessie Fuentes, una de las coordinadoras del capítulo de Chicago de la Red Nacional Boricua de Derechos Humanos.

Lo que Oscar López Rivera comenzó con la fundación de la escuela Pedro Albizu Campos y el Centro Cultural Puertorriqueño, se convirtió en todo un complejo de instituciones que dan servicio a la comunidad en el Paseo Boricua, marcado por dos gigantes banderas de Puerto Rico, construidas en metal.

En el barrio, Oscar López Rivera se encontrará con el Museo de la Cultura Puertorriqueña, el edificio Teresa Roldán de apartamentos para personas de la tercera edad, un centro de servicios para pacientes VIH y vibrantes restaurantes puertorriqueños, entre otros lugares vinculados a la comunidad.

Su primera parada en Chicago será en La Casita de Don Pedro y Doña Lolita, construida en homenaje al líder nacionalista Pedro Albizu Campos e inaugurada por Lolita Lebrón. Allí recibieron también a sus compañeros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) liberados en 1999 y, en 2010, a Carlos Alberto Torres, el último en salir de la cárcel previo a López Rivera.

López Rivera extingue pasado mañana, miércoles, 36 años de condena. Los últimos cuatro meses de reclusión ha estado en arresto domiciliario.

Torres, por su parte, estuvo 30 años y dos meses en cárceles estadounidenses, y dice que conoce a la perfección lo difícil de hacer la transición. Pero piensa que a López Rivera le beneficia el haber estado durante los últimos cuatro meses bajo arresto domiciliario en la casa de su hija Clarisa...

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