Cuando mi padre mató a mi madre...

LUZ DELIA RODRÍGUEZ RUIZ

ABOGADA

(Para los hombres que me conocen y desconocen en ocasión del 25 de noviembre)

"Me sentí como un personaje de una película de terror, sentí que todo fue mi culpa", me comentó aquel reflexivo amigo. Apenas tenía 14 años cuando vivió aquella tragedia. Acto seguido me comentó: acabar con el maltrato hacia las mujeres es también un asunto de hombres.

Desde entonces busca ayuda para superar lo vivido y no ser un agresor ni tampoco una víctima. Dicen los estudiosos de la violencia de género que los niños y niñas que viven experiencias de maltrato entre sus padres, se convierten en uno u otro. Tanto la víctima como el agresor necesitan buscar ayuda externa.

Aunque es cierto que la violencia doméstica no es cometida exclusivamente por hombres, las estadísticas policiales los señalan como los principales agresores. Es muy difícil que un maltratante cambie sin ayuda externa, ni siquiera tras pasar tiempo en prisión. En caso de que su pareja logre alejarse de él, irá tras una nueva víctima. El maltrato es un acto de poder y control que en nada está relacionado con las acciones de la víctima, sino con la incapacidad del maltratante de controlar su agresividad.

Más allá de aspectos, tales como que pudo haber vivido violencia en su familia de origen o que no desarrolló destrezas para manejar el coraje, sin duda, el sistema social que perpetúa las actitudes sexistas y las creencias estereotipadas sobre la mujer inciden en las reacciones violentas de muchos hombres...

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