El país de los sordos

Por Benjamín Torres Gotay

btorres@elnuevodia.com

Así mismito, pues, se sintió toda la clase política puertorriqueña esta semana cuando, desde el Monte Sinaí de Washington, el Equipo de Trabajo de la Casa Blanca sobre Puerto Rico emitió su muy anticipado informe, una colección de observaciones, recomendaciones y vagos compromisos sobre diversos aspectos de la situación en la Isla, redactadas por un grupo de oscuras criaturas de los insondables laberintos burocráticos del gobierno federal, de muy dudoso compromiso todos ellos con el futuro de nuestro país.

Pocos, por no decir nadie, ha visto el verdadero significado de este asunto: mientras el país lleva ya décadas deshaciéndose bajo el peso de la crisis social, económica y de gobernabilidad, toda la clase política -incluyendo, por supuesto, a los que nos gobiernan ahora, a los que nos gobernaron antes y a los que aspiran a gobernarnos después - se cruza de brazos a esperar que desde allá nos digan cuáles son nuestros problemas y cómo debemos resolverlos.

Poco les importó a los que recibieron el voluminoso informe y lo apretaron contra su pecho como si fuera la carta de un amor largamente perdido, que todo, absolutamente todo lo dicho en el documento son cosas que ya sabíamos porque hace tiempo no los vienen diciendo con toda la claridad que hace falta para que gente de mediana inteligencia pueda entenderlo.

Tomemos, como ejemplo, dos de los aspectos que más llamaron la atención durante los pasados días: los problemas que causa la inmoral politización del servicio público y las posibilidades que tiene Puerto Rico de convertirse en una meca de producción de energía renovable.

Nuestros eminentes profesores de administración pública, que están ahí cerquita, en Río Piedras y hablan perfecto español, nos vienen diciendo desde que el tiempo es tiempo que la manía de cambiar toda la gerencia intermedia de las agencias públicas cada vez que cambia el partido que gobierna causa una parálisis permanente en el servicio público y es la causa principal por la cual nuestros graves problemas de siempre no terminan nunca de resolverse. Cada cuatro años, u ocho a veces, alguien descarta lo que se hubiese avanzado antes y empiezan a mirar el problema desde cero otra vez.

Mientras, la propuesta de aprovechar nuestros interminables sol y viento para generar energía y ayudar a romper la devastadora adicción a los combustibles fósiles la planteó, con absoluta claridad, Rogelio Figueroa, candidato a la gobernación...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR