El éxtasis del paladar

Tren Al Andalus

Por NYDIA SUÁREZ MARÍN

Pero hay que ver como los españoles han logrado convertir un frasquito pequeño en un escenario fastuoso que hace las veces de hotel sobre ruedas y en el cual conviven un grupo limitado de pasajeros conjuntamente con la tripulación casi como si fuera pueblo chiquito.

Que lo es, según nos dijo el Jefe de Operaciones Manuel García Sánchez desde el primer día. Lo descubrió jocosamente como el reality show de Gran Hermano, donde cualquier cosa puede pasar pero están preparados para atenderla.

Los servicios médicos, por ejemplo, están planificados para cualquier escenario en todos los lugares que el tren visita. Hubo una pasajera que sufrió una caída y la transportaron en avión ambulancia para operarle de inmediato la cadera. Y aun sucesos menos dramáticos se atienden con igual diligencia y compasión. Como un tobillo hinchado para el cual apareció milagrosamente una silla de ruedas, de modo que a la pasajera averiada le fuera posible llegar a los lugares que requerían subir por empinadas cuestas empedradas.

Así va por la vida la tripulación del Al Andalus. Dispuestos a atender todo tipo de solicitud de confort en lo que sea posible desde la plataforma de una hospedería sobre ruedas que se usa de base para una inmersión turística y gastronómica en una región española en particular.

Volvamos al frasco pequeño, porque es tema obligado como en la remodelación reciente de este tren se lograron aprovechar los espacios al máximo con una acertada visión de diseño.

Hasta los cuartos de baño tienen casi todo lo que necesita un viajero sofisticado, incluyendo, y en esto las mujeres me van a comprender el tono gozoso, un secador de cabello con una potencia extraordinaria.

Las habitaciones tienen armarios con suficientes ganchos de ropa, caja fuerte, y una neverita que siempre tiene botellas de agua fría las cuales son gratuitas. No hay televisión en el coche cama, lo cual en mi caso resultó una bendición para permitirme la desconexión total. Hay un salón con un plasma pero curiosamente a nadie se le ocurrió encenderlo durante la travesía.

El itinerario es tan intenso que el tiempo libre se agradece para descansar. De hecho, hay personas que piensan que debería haber más entretenimiento nocturno, pero nuestra experiencia fue que las noches en que hubo algo de juerga, todos nos retiramos temprano a los coches cama porque estábamos exhaustos.

Para conectarse con el mundanal ruido, una computadora Mac en uno de los vagones, y en esa área en particular wi-fi para quien quiera conectarse.

Hay 12 suites estándar y 20 suites superiores. Durante el día, las camas se cierran convirtiéndose en cómodos sofás. Todas las suites están climatizadas para frío o calor. Y justo encima de la mesa de noche hay un teléfono con un botón mágico: Cuando se aprieta, responde un mayordomo que deletrea servicio con letras mayúsculas. Incluyendo hacer cita en alguna peluquería de uno de los lugares que se visitarán, o tramitar ropa para la tintorería que suele ser a mitad de la travesía, para tenerla lista al día siguiente.

Con las escaleritas del tren no se puede hacer otra cosa que una plegaria antes de subirlas y bajarlas. Es una de las cosas que tienen planes de mejorar. De todos modos, cada vez que los pasajeros bajan o suben, indistintamente de la hora que sea, está toda la tripulación afuera esperando para ayudar en lo que sea necesario. Incluyendo un buen...

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