Panchito

Rosa Mercado

Quiso la buena fortuna que me tocaran tiempos menos escabrosos. Y que viviese para ver ¡por fin! una Iglesia Católica que se acerca a los pobres, a los olvidados, a la periferia. El papa Francisco nos ha exigido a todos, católicos o ateos, luchar por la justicia social.

"Panchito" le dice mi madre al papa, como si fueran amigos de la infancia. Ella ha sido católica de toda la vida. Desde que las misas eran en latín. Desde que el cura daba la misa de espaldas al pueblo y de frente al altar. Desde aquellos tiempos en que la Iglesia, mal que nos pese, se colocó del lado equivocado en las luchas sociales.

Esa señora, mi mamá, supo y me enseñó a distinguir entre la Iglesia, con mayúscula y la iglesia con minúscula. La de la justicia es la que se escribe con mayúscula. Por eso será, que trata con esas confianzas al papa Francisco. O porque ella cruzó el umbral de los ochenta y él esté a punto de hacerlo, y a esas alturas del partido...

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