Revolución de la pantalla chica

mildred Rivera Marrero

mildred.rivera@gfrmedia.com

Los famosos discursos en los bateyes y plazas públicas de Luis Muñoz Marín y Pedro Albizu Campos comenzaron a pasar a un segundo plano cuando la señal de la televisión permitió llevar el mensaje político a miles de personas al mismo tiempo. La televisión dio paso a los anuncios, los debates y documentales de candidatos en su carrera por crear confianza y persuadir a los electores de que les dieran el voto, así como a los telemaratones. Pero, también comenzó la era en que una contienda puede decidirse por lo que diga o proyecte un candidato en unos minutos, echando por la borda el trabajo de meses de campaña.

En Puerto Rico, esa nueva era política comenzó en 1968, cuando Luis A. Ferré se postuló y ganó la gobernación, y en cuya campaña pautó anuncios de los cuales se recuerda la frase "Así lo haré".

"Cuando ganó Ferré, todo el mundo se acordaba de los jingles y los anuncios de televisión", asegura Carlos Carbonell, presidente de la agencia Young y Rubicam (YyR) Puerto Rico.

Eso ocurrió 16 años después de que en Estados Unidos se pautaran los primeros anuncios de campaña en televisión y 14 años después de que ese medio de comunicación hiciera su debut en la Isla.

Fue en ese año, 1968, que "en Estados Unidos empieza a coger mucha fuerza el tema de una campaña estructurada, pensada y planificada a través de los medios, la televisión, la radio y la prensa escrita. Previo a eso, los candidatos usaban las visitas a los pueblos y la radio y la prensa escrita eran fundamental. En la prensa escrita, más que anuncios, buscaban cobertura de sus pronunciamientos", explica Irving Faccio, estratega político que ha trabajado y dirigido campañas políticas en la Isla y países del Caribe y Latinoamérica.

En Puerto Rico ocurrió lo mismo con la televisión, que desde entonces se conoce como "el medio dominante" y que juega un papel importante en lo que se llama el "marketing político", indica Faccio. "Se comenzó a pensar en la televisión pagada, con anuncios, y a esforzarse por penetrar en las noticias. Como la compra de tiempo en la televisión es carísima, se empieza a desarrollar cómo proyectar en un menor tiempo un mensaje de gran impacto", agrega.

De esa condición se aprovechó el líder estadista Carlos Romero Barceló cuando, también en 1968, se postuló para la alcaldía de San Juan y compitió contra Jorge Font Saldaña.

"Antes del debate, muchas personas creían que era difícil que yo ganara en San Juan y la...

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