La papa caliente

SILVERIO PÉREZ

HUMORISTA

¿Qué va a hacer Alejandro? En lo que aparece una solución, como no se la puede pasar a nadie, tendrá que tirarla hacia arriba y aprovechar esos microsegundos en que la papa caliente está en el aire para refrescar sus manos, pero cada caída de ella se hace más y más insoportable. ¡Pobre Alejandro! ¡Pobre Puerto Rico!

Ya la papa caliente no se le puede pasar a más nadie. Se acabó el juego. Estamos en el punto de no regreso. O hacemos algo que se salga de la cajita en la que siempre hemos funcionado, que vire patas arriba los paradigmas en los que hemos creído o nos convertimos en un "ghetto". La crisis económica y social nos ha golpeado en el rostro. Echar culpas no funciona. Pero hay que exigir responsabilidades.

Los siete gobernantes que hemos tenido en las últimas décadas tienen que hacer un mea culpa por haber jugado a la papa caliente. Los ideólogos del "Estado Libre Asociado como está" tienen que hacer un ejercicio de honestidad intelectual y reconocer que ese modelo colapsó. Los que han planteado la estadidad como solución, pero se han dedicado a administrar el desastre de la colonia también son responsables. Los independentistas que se han conformado sólo con denunciar la colonia y en no ser parte de la solución, también tienen su cuota de responsabilidad. Y el pueblo, el que ha elegido con sus votos a gobernantes y legisladores incapaces, no puede lavarse las manos como Pilatos. Todos somos responsables.

¿Y ahora qué? Comencemos por reconocer lo que no funciona y descartémoslo. La politiquería barata, ésa que sólo se dedica a echarle la culpa al partido contrario, es la causante principal de la crisis. Eliminémosla. Cada vez que alguien escuche a una de estas lumbreras que ocupan asientos en el Capitolio o en las alcaldías despotricando contra la otra tribu, sin reconocer los desastres de la propia, no le haga caso. Ése que así habla, con su actitud, nos ha fastidiado la vida a cada uno y al pueblo de Puerto Rico.

No funciona el creernos la última Coca-cola del desierto, la vitrina de la democracia, el país superior a esas republiquitas de por...

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