''Papi, vamos a hacer una escuela''

Por Brunymarie Velázquez

brunymarie.velazquez@elnuevodia.com

Un accidente de auto le arrebató a Ana Mercedes hace 14 años cuando apenas era una adolescente. Pero el dolor, sus deseos de morir y las incontables preguntas que lo atacaban como misiles despiadados fueron respondidas por su propia hija a través de sueños.

Entonces Ana se convirtió en la musa de su padre, Justo Méndez Arámburu, para que eventualmente naciera Nuestra Escuela, una organización no gubernamental sin fines de lucro que ofrece servicios educativos a jóvenes y adultos que están fuera de la escuela sin haber completado el cuarto año de escuela superior.

Méndez Arámburu, un amante de la vida que probó la amargura de la calle y vio de cerca la cruda realidad de los prejuicios y la marginación, ha visto renacer a su hija en cientos de jóvenes que dejaron la escuela y se han transformado a través de una educación con amor.

Estudió Ciencias Sociales e hizo una maestría en Planificación. Aunque lo lleva en las venas -porque sus padres eran maestros- su interés nunca fue trabajar como educador y mucho menos crear una escuela. Pero su genética lo traicionó. Su tono calmado y la manera en que comparte con cada uno de los estudiantes reflejan lo contrario.

A 14 años de la muerte de su hija, cuenta que su vida circula entre los jóvenes a quienes les da una mano para que se desarrollen como ciudadanos de provecho. Su vida es Nuestra Escuela.

¿A qué se dedicaba antes de que decidiera hacer la escuela? ¿Cómo comenzó todo?

Nos dedicábamos a dar talleres de autoestima a adolescentes... Cuando murió Ana Mercedes mi deseo más grande era morir, hasta perdí de perspectiva un poco a mis otras tres hijas. Pero el dolor no lo podía soportar. Entonces mi hija me siguió visitando en sueños al punto de que por la mañana yo despertaba y decía "ay, qué alivio, lo de la muerte fue una pesadilla" y salía a buscarla y de camino a su cuarto, despertaba. En un sueño me dijo: "papi, vamos a hacer una escuela" y yo le respondí que cómo lo haríamos, porque ella era bien creativa. Me dijo, "si papi, vamos a hacer una escuela, nuestra escuela". Desperté y se lo dije a mi esposa. Ella me cuenta que fue la primera vez que en todo ese tiempo (después de la muerte de Ana) me vio brillo en los ojos. Y pues, me dijo "tú sabes cómo es ella, vamos a hacerlo".

Lleva once años dándole vida a Nuestra Escuela y absorbiendo el sentir de los que salen de ella antes de tiempo. ¿Qué opina del sistema de educación pública...

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