'Que pare la violencia'

Por Aurora Rivera Arguinzoni

arivera@elnuevodia.com

"Yo le pediría (a los Reyes) que pare la violencia", expresó Alejandro Soto, de 8 años, al tiempo en que Yarielys Mojica Figueroa, de 11 años, deseaba que los Magos de Oriente "ayudaran a todas las familias a que no tengan problemas, que no haya matanzas, que no pasen necesidad y que sean felices".

"Que seamos más amigables" fue el deseo expresado por Yarangeliz Gómez, de 9 años, al que se unió Dianaliz Reyes, al pedir que haya "paz y no más balas al aire".

Al ser entrevistados por El Nuevo Día durante la actividad en la que el municipio de Caguas celebró la efeméride, algunos niños aprovecharon para explicar cómo cada 6 de enero, los Reyes Magos entran a las casas con trajes vistosos, cargados de regalos y actúan tan rápido que aunque algunos de ellos se queden despiertos para verlos, apenas pueden vislumbrarlos antes de que desaparezcan.

Admitieron a su vez haberse escondido para sorprender a los Magos de Oriente cuando los visitan para llevarles regalos.

Uno de ellos fue Edzier Villanueva, de 10 años. "Me escondo en el baño porque como está cerca de la sala, yo los trato de ver", dijo. Este año, Edzier les pidió una bola de balompié y otra de baloncesto.

Explicó que los Reyes hacen mucho ruido y que por eso esperan que los niños se duerman antes de entrar a las casas. Luego de dejar los regalos, toman la hierba que los niños les dejan a los camellos, y se la llevan fuera de la casa porque al ser tan grandes, casi nunca pueden entrar.

Pero Saulibeth, hermana menor de Edzier, lo contradijo, al señalar que había visto entrar a un camello. La niña, que pidió este año un juego Nintendo DS color rosita, confirmó que los Magos llegan con sus trajes de brillo, no en pijama ni disfrazados.

Uno que no ha tenido tanta suerte es Carlos Juan López López, de 9 años, pues nunca ha logrado sorprender a los Reyes. "Algunas veces los he tratado de sorprender, pero ellos ponen los regalos bien rápido, hacen magia", recordó.

Tampoco los ha podido ver Gabriel Alejandro Jiménez, de 12 años, aunque suele madrugar para asegurarse de que hayan parado en su casa. "Siempre, después de que ponen los regalos, soy el primero en levantarme a buscarlos", sostuvo.

En el caso de Jean Paul López Peña, de 10 años, intentar sorprender a los Reyes o a Santa es causa perdida porque en esta época él fiestea tanto con su familia que siempre acaba rendido. "No he tratado de sorprenderlos. Siempre me quedo dormido", confesó.

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