'Parking'

MAYRA MONTERO

ESCRITORA

Contaba la nota que fue preciso movilizar a seis agentes de la Policía estatal. Quiere decir que, en lugar de estar ocupándose de cuidar las calles y combatir la delincuencia que azota al País, tuvieron que correr a la tienda para evitar que un puñado de fronterizos se empujara entre sí o rompiera un cristal.

Lo que yo echo en falta en ese tipo de reportaje, al igual que en los del Viernes Negro, es una pregunta muy sencilla: "¿A qué usted se dedica?". Es lo primero que uno quiere saber cuando se entera de que un sujeto de 30 años lleva más de 24 horas parado frente a una tienda para poder comprar unos tenis que valen $ 200.

En el reportaje que leí, muchos de los compradores prefirieron mantenerse en el anonimato. Pero dos de ellos, uno de Guaynabo y otro de Levittown, estuvieron encantados de decir que habían dormido en el "parking", o que se habían alejado de la tienda tan sólo una hora para poder bañarse. Además de la Policía estatal, un par de guardias privados del centro comercial tuvieron que emplearse para poner orden en el grupo.

Cuesta creer que unas personas con empleos comunes y corrientes, con responsabilidades laborales o familiares, no sólo dispongan de la alta suma que piden por los dichosos tenis, sino también del tiempo para quedarse horas y días en una fila. Por eso se me ocurre que a la pregunta de "¿a qué se dedica?", habría que añadir si tienen hijos, cónyuges, un perro al que llevan a caminar por las mañanas. O sea, si hay vida más allá de la rebatiña consumista.

En todo caso, no parece lógico que en un país donde continuamente se hacen advertencias económicas muy serias -aunque igual seguimos viviendo los últimos días de Pompeya-, se produzca un espectáculo como ése, en el que 300 ciudadanos se increpan, no por la inminencia de adquirir los tenis, debo precisar esto, sino para coger un vale que les permitirá comprarlos luego, cuando el calzado llegue a la tienda.

Eso es obscenidad. Y mal ejemplo para los niños, y funesto augurio para una Isla tan volátil y armada hasta los dientes. Hoy es a causa de los tenis. Si en el País surgiera de pronto una escasez, por la razón que sea, aun la más fantástica -por ejemplo, que los señores dueños de las naves las hundieran todas a la vez-, esos mismos individuos decididos a dormir en el "parking", a discutir a las puertas de un centro comercial y a "caldear el ambiente", son los que estarían dispuestos a romper cristales para llevarse una botella de...

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