Lo que pasa en el Livin

Por Lupe Vázquez

Ese es el concepto que se recreó en El Livin, un nuevo espacio gastronómico que se comporta posiblemente como un sitio de 'jangueo', más de lo que se espera.

Al entrar tal vez te recuerde tu sala, la de la casa de algunos amigos o la de tus padres. A primera vista, es una edificación tipo gazebo en piedra, que tal vez se dispuso para realizar eventos privados. Al entrar, las vigas de hierro y el techo alto le dan el toque industrial. Mirado de cerca y ya sentados en mesa, es una sorpresa. Es sugestivo porque se esconde en medio del corazón de San Juan, en el Parque Luis Muñoz Rivera, que mira de frente al Escambrón y del otro lado a la Ponce de León al salir de Puerta de Tierra. El parque ya de por sí es un punto privilegiado donde se mezcla lo antiguo y colonial con una vegetación hermosa. En este punto obligado para familias, festivales, niños y enamorados, se encuentra este 'livin' para comer.

El restaurante/bar no sólo tiene vistas envidiables sino que adentro revela su encanto: es como si hubieran mudado los muebles de varias casas y los colocaron en ese espacio donde además se conversa, se oye música y por qué no, se baila en una esquina. Tiene lámparas antiguas, chineros con cámaras viejas, tocadiscos con varios discos de vinyl, un par de bufés con fotos y cartas viejas escritas a mano, un teléfono de discar, mesas, jarrones y detalles decorativos como los de cualquier casa. Es como si los que vivían en la casa hubieran dejado todo allí.

Su dueña Nancy Rodríguez , explica que la idea es justamente que el que llegue tenga la sensación de estar en una casa. La ambientación fue un proyecto de Sylvia de Marco y su socio Roy Delgado. El centro del...

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