El pasado

Miguel Rodríguez Casellas

Para toda la excepcionalidad cosmopolita que pudiera sugerir el primer párrafo, esta película se mete en terreno ordinario y familiar, literalmente. Quítenle las voces persas y francesas y aterrizaríamos en un dramón de divorcios, cuernos y tiranteces paterno-filiales. Nada que no produzca portadas boricuas cotidianas, con el aderezo muy nuestro de tiros, asesinatos y víctimas inocentes.

En "Le passé" hay muerte, violencia y víctimas, lo que no hay son agresores. Aquéllos que tenían el potencial para serlo se nos revelan tan víctimas como los otros, que a su vez empiezan a ser co-responsables de su mala suerte tan pronto salen a relucir los detalles de antiguas convivencias y actos.

El detonador de la trama en "Le passé" es la aparición de un dilema ético, frente al cual tomar partido, como el protagonista decide hacer, implica administrar las consecuencias y el daño que sobreviene tras creer hacer lo correcto.

El pasado, que es también el título en español, viene a justificar las acciones, a exculpar a los implicados y a repartir la responsabilidad con la audiencia, que decide vicariamente seguir el camino ético de los personajes, y fallar...

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