Paseo por la intimidad

Por Marcos Billy Guzmán

Especial El Nuevo Día

Kany García y su esposo Carlos Padial lo explican casi todo de su relación a la vez que revelan los detalles de dos de sus grandes pasiones: el ciclismo y el café. Es precisamente en dos ruedas que los enamorados se pasean desde el negocio Café Cola'o hasta la Hacienda San Pedro.

"Sí, hay adicción. La confieso", bromea la cantante sobre lo mucho que le gusta aquella bebida.

Entender sus pasatiempos requiere conocer que la intérprete de Esta soledad aprecia el individualismo, pero casi nunca anda sola. En su baúl hay varios paquetes de comida que confirman que ella incluso hace sus compras. Llega al supermercado para adquirir la carne que cocinará más tarde en el día y el detergente que necesita para mantener limpio el hogar que comparte con quien lleva dos años casada y una década de noviazgo. El asunto es que, entre el ajetreado vaivén de su profesión -incluso a días de presentarse en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot- la cantante boricua encuentra la forma de despejarse a solas y con su marido al mismo tiempo.

"Me gusta porque es como un espacio para uno mismo. Aunque uno está con el de al lado y te sientes bien acompañado, uno no va realmente hablando, menos en Puerto Rico que tienes que estar pendiente a los carros", explica durante un receso de correr bicicleta.

Ni ella ni Carlos atienden llamadas en ese momento. La regla tiene doble propósito.

"Casi siempre ves los detalles de cosas en las que quizás nunca te fijas: carros, edificios que no sabíamos que existían", sostiene. Habla la voz de la experiencia: "Una vez pasó que había este lugar abandonado y un día su enredadera estaba llena de luces, le pusieron un piso de madera y lo convirtieron en un restaurante. Nos bajamos a tomar algo y luego regresamos otra vez, pero estaba abandonado nuevamente... Pareció una película".

La otra razón para evitar el celular consiste en impedir accidentes, sobre todo ella que casi perdió la vida en un accidente de auto mientras se alistaba para competir en el show Objetivo fama. Aún así confiesa que "me caí cuando compré una bicicleta barata, el pedal se rompió y salí volando debajo de un carro que frenó exactamente para no hacerme nada". De más está decir que fue a la tienda y la devolvió para luego comprarse una más profesional.

¿Por qué no lo hizo desde un principio?

"Me compro las cosas si siento que me las merezco", indica. La misma regla aplica a quienes entran a su círculo de amigos.

A...

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