El paso doble de la disciplina

MELISSA BERRÍOS ORTIZ

Especial para El Nuevo Día

esde que era una niña, Juliana Ortiz tenía muy claro lo que quería ser en la vida: bailarina de artistas. Demostrar sus destrezas en escenarios alrededor del mundo junto a las grandes figuras del espectáculo nunca fue algo que vio como un sueño imposible. Al contrario, siempre fue una meta concreta.

Juliana tenía sólo cinco años cuando comenzó a bailar y a descubrir que ésta era su pasión. Sus padres enfrentaban un proceso de divorcio y su mamá, como medio de distracción, decidió inscribir a ella y a sus hermanas en clases de ballet. "Recuerdo que mi mamá hacía de todo para pagarnos las clases. Hasta préstamos sacó", relata con nostalgia la joven bailarina, quien afirma haber heredado la personalidad vivaracha de su progenitora.

Los primeros pasos de Juliana como bailarina le provocaron deseos de reforzar su base de ballet y de aprender otros ritmos más populares. Por esto, primero, a sus nueve años de edad ingresó a la escuela de ballet clásico de Julián Blanco y, luego en su adolescencia, a la academia Dance Machine, encabezada por los coreógrafos Sophy Sanfiorenzo y Joey Chevrés.

El desempeño de Juliana avanzó tanto que su gran sueño se cumplió mucho antes de lo que esperaba. Con tan sólo 13 años, comenzó su carrera como bailarina profesional al obtener la oportunidad de presentarse con Juan Gabriel.

Desde ese momento, la vida de la incipiente bailarina cambió por completo. Sus días ya no fueron como los de una adolescente corriente, por lo que tuvo que madurar de forma prematura. "Fui a mi graduación, pero me fui temprano porque tenía que trabajar. Tampoco pude ir a mi 'senior trip'", expresa sin arrepentimiento porque está consciente de que el sacrificio valió la pena.

Éste fue sólo el comienzo de una vida llena de logros para Juliana. Figuras como Luis Fonsi, Chayanne, David Bisbal, Ednita Nazario y Thalía son sólo algunas de las casi sesenta con las que ha colaborado en distintas partes del mundo. Además, ha participado en producciones de alta proyección internacional, tales como los premios Grammy y los Billboard a la Música Latina y ha laborado con el reconocido coreógrafo Danny Lugo.

Entre toda su vasta experiencia, Juliana califica como especial el momento en que bailó en China como parte de la presentación que realizó Luis Fonsi en el certamen global de Miss Mundo en el año 2003. "El hecho de saber que estaba al otro lado del mundo representando a mi país y mis raíces fue lo...

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