En peligro de extinción los teléfonos públicos

Por Gerardo E. Alvarado León

galvarado@elnuevodia.com

Unos 45 minutos más tarde, en Santuce, la escena se repite con un joven que habla y ríe a carcajadas pegado al celular mientras camina entre las avenidas Borinquen y Ponce de León.

"¿Un teléfono público? ¿Qué es eso?", bromea una empleada de un restaurante de comida rápida, en un centro comercial de Guaynabo. Son las 2:10 p.m. y la empleada agrega: "¿Tú sabes hace cuánto yo no veo uno de esos?".

Por lo regular, asociamos el peligro de extinción al riesgo de que una especie animal o vegetal desaparezca del planeta. Pero, si lo pensamos un poco más, el peligro de extinción también aplica a inventos o aparatos que poco a poco son desplazados por nueva tecnología.

Tal es el caso de los teléfonos públicos, que hace apenas 15 años eran uno de los principales medios de comunicación del país y ahora parecen tener los días contados. Vivimos tan pegados al celular que ni cuenta nos damos cuando pasamos frente a la cabina de un teléfono público, aun cuando la mayoría de ellas está identificada con llamativos letreros azules y rojos.

Como cuestión de hecho, la cantidad de teléfonos públicos en la Isla se redujo drásticamente en la pasada década. De 24,272 aparatos registrados en el 2002, la cifra en septiembre pasado era solo de 833, según datos de la Junta Reglamentadora de Telecomunicaciones (JRT).

Pero hay otra realidad: la mayoría de los 833 teléfonos públicos existentes hoy día no sirve, a juzgar por lo encontrado durante nuestro recorrido.

Aunque la palabra "funciono" resalta en letras rojas en muchos de los aparatos, el tono no se oye al levantar el auricular. Cables expuestos y auriculares partidos o inexistentes son dos de los problemas principales.

"¡Esta porquería no sirve!", exclama un hombre que hace compras en el Paseo de Diego, en Río Piedras. De hecho, en este lugar varios teléfonos públicos fueron removidos y sus espacios ahora son puntos de venta de frutas y verduras.

De igual forma, en Capetillo, entre las calles Vallejo y Padre Colón, las cabinas telefónicas operan como zafacones, y así lo atestiguan tres botellas de cervezas vacías dejadas sobre una de ellas.

Las cabinas telefónicas también se han convertido en tablones de expresión pública. "Usa tu celular", se lee en la que algún día albergó un teléfono público en la avenida Ponce de León, entre la entrada de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y una parada de guaguas. La cabina anaranjada -característica de la desaparecida...

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