Peluquín

Mayra Montero

Escritora

Fue detenido, como ya sabemos, en una residencia de Río Grande (¿de quién era esa residencia? ¿a nombre de quién aparece en el registro de la propiedad?), acompañado de un grupo de menores, muchachitas de 14 o 15, que esperaban allí por los clientes.

Ha trascendido que el círculo de amistades de Peluquín era amplio y que muchos sabían dónde encontrarlo. Uno puede pensar en el guardia de seguridad de alguna discoteca; o en el que custodia las instalaciones de un hotel, incluso algún empleado del "front desk", que lo mismo da referencias sobre el restaurante de comida típica, que desliza en el bolsillo del turista ansioso el teléfono del hombre que consigue niñas. Poniéndole un poco de imaginación, podría pensarse que le colaboraron ciertos bartenders. Hay un sector de los turistas que viene a lo que viene, y no hay problema si se enredan con hombres o mujeres (por separado, o todos a la vez), en definitiva adultos dueños de sus vidas que pueden hacer lo que les da la gana. El problema, sin embargo, es cuando exigen niñas.

Aparte de eso, existe una clientela local que ha utilizado con frecuencia los servicios de Peluquín, y que cuando quiere agasajar a conocidos o clientes, sólo tiene que levantar el teléfono y susurrar dos o tres frases.

Se rumora que Peluquín tenía libretas, y en ellas las señas de sus clientes habituales. Da igual. Ya Peluquín ha sido sustituido por algún otro tipo en el negocio, un individuo que se andará con pies de plomo en vista de lo que le ha pasado al anterior.

Lo que eso nos demuestra es que en Puerto Rico, aparte de la pornografía infantil y los pedófilos más o menos domésticos, puede estar floreciendo un mercado carísimo y discreto de prostitución de menores. Siempre lo ha habido, pero en tiempos difíciles, de crisis para todo el mundo, incluso para establecimientos que buscan retener la clientela, se utilizan estos desvíos como gancho, mientras los encargados se hacen de la vista larga. Cuando pasa lo que pasa, alegan que no han visto nada.

La Policía más o menos tiene sus indicios y las autoridades federales también. Hay trapicheo en la zona turística, y a medida que decae la situación económica, el trapicheo tiende a ser más sórdido. Las víctimas no son necesariamente niñas provenientes de hogares de escasos recursos, como dijo un investigador a los medios. Se ha comentado que, en ocasiones, se organizan pases de modelos, en los que...

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