Pena de muerte y canto a la vida

JORGE NOGALES MARÍN

Psicólogo Clínico Y Miembro de la Coalición Puertorriqueña Contra la Pena de Muerte

La vida es sagrada. Esta vida es todo lo que tenemos, lo único que sabemos que tenemos, lo más nuestro, hasta que nos llegue el tiempo de morir. Nadie en esta tierra tiene el derecho de arrebatarnos el regalo precioso de la vida.

Matar es matar, lo mismo si un individuo mata que si mata el Estado. Cuando el individuo mata, su delito se tipifica como homicidio involuntario o voluntario, asesinato en segundo o primer grado, según la responsabilidad, premeditación o alevosía de su crimen. Por ser ley y por implicar a todas las ramas del gobierno, la pena de muerte es el asesinato más fríamente planificado que se pueda concebir. Cuando el Estado ejecuta una pena de muerte, siempre comete asesinato en primer grado, el delito mayor en cualquier código penal.

Ningún gobierno, ninguna revolución, ninguna doctrina, ningún líder, está por encima de la vida. "El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado". Esa máxima de Jesús subvierte todo absolutismo religioso o social, de ayer o de hoy, con su sabio y rotundo humanismo.

¡No! a la pena de muerte, aunque se aplicara igualmente a ricos y pobres, a los blancos y a las minorías; aunque hubiese la certeza absoluta de que solo se ejecuta al culpable...

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